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Lava Jato, la OAS salpica al MAS

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23 de septiembre de 2019, 3:00 AM
23 de septiembre de 2019, 3:00 AM

Cuando en 2010 el presidente Evo Morales mostró una obcecación inexplicable por construir la carretera a través del Tipnis, los medios, los analistas y los dirigentes opositores intentaban dar explicaciones sobre ello. Se daban de todo tipo: que el camino iba a servir para aumentar la producción de coca; que la ruta iba a “quebrar” los intereses de los agroindustriales de Santa Cruz; que se buscaba generar un nuevo corredor bioceánico, etc.

Ahora sabemos que las razones de tal obstinación eran mucho más pedestres: Morales tenía que “darle compensaciones” a la OAS, la empresa invitada a hacer esa obra. Se lo había pedido su amigo Lula Da Silva ya que otra empresa brasileña, Queiroz Galvao, no estaba dispuesta a cumplir el contrato del camino Potosí-Tarija.

La Queiroz, en las narices del gobierno del MAS, simplemente embolsó el dinero de la obra (empezó en 180 millones y terminó en 226 millones de dólares) y se mandó a cambiar. Pero el camino no había sido apropiadamente concluido y se necesitaba que alguien lo hiciera. Allí entra en juego Lula, que le ofrece a Morales que la OAS lo haría, pero como las condiciones no eran suficientemente buenas, había que “compensarla”. ¿Cómo? Dándole otra obra, la del Tipnis, con un sobreprecio superior a los 200 millones de dólares.

Lo sabemos porque el expresidente de la OAS, Leo Pinheiro, acaba de contar esa sabrosa historia a los jueces de Brasil en el marco del caso Lava Jato.

La OAS procedió a cobrar 415 millones de dólares por la ruta a través del TIPNIS, sin siquiera establecer un trazado para la misma. Los especialistas, entre otros el fallecido José María Bakovic, expresidente del Servicio Nacional de Caminos, señalaron que el sobreprecio era de unos 200 millones de dólares. Entre quienes se iban a repartir esos recursos extras no se sabe bien, pero lo intuimos. Habría que añadir que en abril de este año, una comisión congresal de mayoría masista y presidida por Susana Rivero impidió que la OAS fuera investigada en Bolivia. También intuimos por qué.

En ese momento, Bakovic fue más allá y denunció, en documentos difundidos ahora por el periodista Marco Zelaya, que los contratos a favor de la OAS en realidad debían sumar mil millones de dólares también como pago por haber respaldado la campaña del MAS en 2005 (recibió solo parte de ello por concluir las obras Potosí-Tarija y Potosí-Uyuni). Lo que no se podía probar ahora ha quedado en evidencia tras aparecer fotografías, publicadas por ANF, de ejecutivos de esa empresa acompañando a actos de Morales y García Linera ese año.

La gran movilización ciudadana organizada alrededor de la valiente marcha de los indígenas del Tipnis impidieron que este entramado de daño al medio ambiente y corrupción (¡200 millones de dólares de sobreprecio!) pudiera ejecutarse. Podríamos decir que la verdad tarda, pero llega. En este caso, gracias a los jueces del Lava Jato de Brasil.

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