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8 de enero de 2018, 4:00 AM
8 de enero de 2018, 4:00 AM

El medioambiente y la riqueza natural de Bolivia están amenazados por cuatro elementos relacionados con el cambio climático, las pandemias, los organismos genéticamente modificados y las políticas económicas nacionales. El primer elemento son las crisis ecológicas originadas por la imposición de un sistema económico -megaextractivista- a costa de nuestros limitados recursos naturales. Los grandes proyectos hidroeléctricos (El Chepete, el Bala y Rositas), carreteros (Tipnis) o los  relacionados a dudosas legalizaciones y cambios de uso (reserva forestal de Guarayos) son pinceladas apocalípticas de un ecocidio anunciado. Las futuras prospecciones hidrocarburíferas en zonas de alta sensibilidad ecológica dentro de parques nacionales, darán inicio a un ciclo de grandes crisis ambientales en todo el país.

Un segundo elemento son las pandemias y enfermedades emergentes por la destrucción de los ecosistemas y la alteración de la ecología de los bosques. Pasando por la fiebre hemorrágica, el dengue, la rabia, el zika, la leishmaniasis y el Chagas, todas estas zoonosis compartidas por los animales y el hombre están en aumento por el cambio climático y la creciente intromisión del hombre en zonas consideradas focos naturales de infección.

El tercer elemento viene de la mano del cambio climático, este año se dieron las variantes climáticas más altas a nivel mundial, los huracanes provocados por el aumento de la temperatura en los mares, han sido los más intensos. Este panorama de calentamiento global, aumenta la inestabilidad climática a nivel local. Estas alteraciones hace años que nos vienen dando una serie de alertas, comenzando con Chacaltaya, el lago Poopó, la crisis del agua en La Paz y las grandes inundaciones en el oriente. La pregunta es ¿podremos adaptarnos a estos vertiginosos y acelerados cambios? ¿Contamos como nación, con herramientas  técnicas y políticas para  hacerle frente? Todo indica que no, que estamos indefensos, minusválidos en silla de ruedas frente a una terrible, inestable y creciente amenaza.

El cuarto elemento son los organismos genéticamente modificados. Existe un debate científico muy fuerte con respecto a la afectación de los transgénicos en la salud humana. Pero lo que sí se tiene muy bien estudiado y es mucho más preocupante, es que los transgénicos al ser organismos alterados, atentan directamente a la biodiversidad del suelo y de los ecosistemas. Resulta que Bolivia es el centro de origen de muchos parientes silvestres de los cultivos (yuca, papa, camote, piña), todas estas especies (y muchas más) son susceptibles a la contaminación genética que los transgénicos pueden provocar. Esto afectaría directamente a nuestra soberanía y seguridad alimentaria, provocando pérdidas a nivel agrícola y cultural.

Estos cuatro jinetes apocalípticos, ya están presentes en Bolivia, se fortalecen, crecen y cada vez hallan más espacio entre nosotros. Todo es una sinergia,  el aleteo de una mariposa puede provocar un tornado en cualquier parte del mundo, ya que todo está conectado y nosotros no somos la excepción

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