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10 de agosto de 2018, 4:00 AM
10 de agosto de 2018, 4:00 AM

Santa Cruz y su universidad pública han tenido un crecimiento exponencial en cuestión de pocas décadas. El nuestro se ha convertido en el departamento más poblado del país, el que concentra las mayores exportaciones e importaciones, el que aporta más al PIB nacional, el que reúne la mayor cantidad de empresas o el que mayor cantidad de alimentos produce, entre otros datos cuantitativos. La Uagrm es la universidad con la mayor cantidad de estudiantes matriculados, cuenta con una extensa infraestructura, facultades extendidas a lo largo del territorio, una diversa oferta de carreras y un crecimiento constante de la matrícula de posgrado, entre otros datos y características. No puede entenderse la extraordinaria y veloz mutación de Santa Cruz sin el aporte de su universidad, y viceversa.

Actualmente, ‘la Gabriel’ se prepara para encarar su congreso universitario como máxima instancia de gobierno, con facultades de establecer lineamientos universitarios, ser un foro de debate de ideas y propuestas sobre la problemática nacional, regional y universitaria, y, en definitiva, plasmar cambios en su estatuto orgánico. Nuestra universidad puede avanzar del crecimiento cuantitativo, propio de las últimas décadas, al desarrollo cualitativo y estratégico necesario para esta nueva época, en la medida en que las reformas que se implementen tengan como objetivos centrales fortalecer su rol académico, investigativo y de generación del conocimiento para ponerlo a disposición de la sociedad y el Estado.

Las pretensiones de renovación de nuestra institución académica se estimulan también desde un entorno desafiante, marcado por las potencialidades departamentales, sin desconocer los avances y perspectivas de nuestro país, que desde hace varios años crece económicamente a un ritmo sostenido, que necesita darle valor agregado a sus materias primas, proteger su hábitat y medioambiente, fortalecer su producción, innovar y mejorar sus servicios, elevar su desarrollo humano e insertarse con vigorosidad y buena diplomacia en la región y el mundo. Todo esto es únicamente posible por medio de la educación y el apoyo de profesionales bien formados.

Desde los sectores productivos de nuestro departamento se dio a conocer, hace poco, un estudio denominado Desafíos del siglo XXI, en el que se identifican los nuevos retos para Santa Cruz y Bolivia. En este documento se establece de forma categórica que la educación para las siguientes décadas es el principal desafío. En partes salientes se señala: “Declaramos a la educación, el aprendizaje intelectual y capacitación técnica como el desafío más importante de Santa Cruz en el siglo XXI. La educación en la familia será complementada por la educación en la escuela, y la universidad formará profesionales para dirigir la nueva sociedad que queremos”. Encuestas efectuadas por este y otros estudios coinciden en la necesidad de mejorar la educación en todos sus niveles, incluyendo por supuesto el universitario.

Las instituciones como las personas necesitan periódicamente hacer una introspección, reflexionar y asumir nuevos desafíos. Mejorar la calidad académica, desarrollar investigación y generar conocimiento útil son, con absoluta claridad, los principales desafíos para nuestra universidad. Los avances que se logren en el campo educativo definirán la calidad de vida de la población y el desarrollo de nuestro país en el presente siglo. No hay otra forma, estamos todos obligados, desde la familia, las instituciones, las escuelas y, por supuesto, las universidades, a mejorar la calidad de nuestra educación.

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