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12 de septiembre de 2018, 4:00 AM
12 de septiembre de 2018, 4:00 AM

Como si se tratara de un árbol caído, los opositores han empezado por hacer leña del presidente Evo Morales que, como ningún otro en la historia del país, permanece en el poder desde 2006 con probabilidades de quedarse hasta 2025. Cuando nos hallamos ‘ad portas’ de un proceso electoral que se anuncia borrascoso, han brotado los analistas que no simpatizan con él para advertirle ‘que no se haga el quedao’ porque su estadía en la Casa Grande tiene fecha de lanzamiento en 2020.

Dicen los profetas del pasado: “que pronto le llegará el momento de irse” y de pasarle la posta a ellos, agregamos nosotros, porque de eso se trata: de restablecer la práctica de la alternancia (pasanaku) como era en las épocas de la ‘democracia pactada’, donde solo se sustituía al mandamás en la Presidencia sin alterar el esquema neoliberal vigente, que se mantenía intacto y a cargo de los mismos burócratas en las diferentes carteras ministeriales. Si alguien lo duda, puede quitarse la venda e identificar a quienes están detrás de la juventud plataformista que, por el ruido que mete, pareciera estar buscando su espacio en las boletas de sufragio de la oposición, salvo que decidiera emanciparse, romper el cordón umbilical, y formar su propio partido para no servir de ‘alfombra’ de nadie. Pero todo indica que acabarán alineadas al MDS, de donde se ve que proviene la ayuda material (EL DEBER, A16, 29/8/2018).

Si es evidente que la política es el arte de lo posible y no una ciencia exacta, como las matemáticas y, si los opositores le caen con todo a Evo, a nadie debería extrañarle que los oficialistas, hagan ‘política’ valiéndose de todos los medios que considere éticos y lícitos para desbaratar la estrategia del adversario, desde recurrir ante el Tribunal Constitucional y obtener el visto bueno para la repostulación de su candidato ganador, hasta ponerle letra y música con ritmo de cumbia al eslogan “Bolivia dijo No”, pero agregándole “no te vayas Evo”, que tanto ha fastidiado a los plataformistas. Y esto último se debe a la astucia de artistas y compositores partidarios del “Bolivia dijo Sí”, que se contrapone al que esgrimen las plataformas.

En el MAS no hay un líder que pueda reemplazar a Evo, ni siquiera García Linera con todo su saber, porque lo que necesitan es un dirigente que dialogue con el pueblo de tú a tú, y no un magistrado que dicte cátedra. Si lo hubiera, el jefazo tampoco está dispuesto a ceder espacio porque peligra la continuidad del proceso de cambio. “Lo que Natura non da, Salamanca non presta”. Solo los liberales que estuvieron en el poder 20 años y 12 los emenerristas, mantuvieron su esquema de Gobierno gracias a que tenían líderes de recambio, aunque la gestión no fue del todo positiva en ambos casos, porque no lograron los cambios prometidos, al haber perdido la brújula y entregar el poder, algo que no está en los planes del MAS.

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