Opinión

La planta de urea de Bulo Bulo

El Deber logo
2 de junio de 2018, 4:00 AM
2 de junio de 2018, 4:00 AM

Para el Gobierno es normal que la planta de urea hubiera paralizado sus operaciones en tres oportunidades desde que fue inaugurada, para muchos bolivianos resulta difícil creer que es algo tan natural.

Para el Gobierno no es un problema que se almacene la urea en un galpón con techo de calamina y sin paredes; para los expertos en la materia, es un asunto preocupante porque esa sustancia es susceptible de humedecerse y perder sus aptitudes como fertilizante.

Revisando cifras, la planta de urea es una de las inversiones más importantes y simbólicas de este Gobierno. Fue vendida como el ícono de la industrialización, y la inversión superará los 968 millones de dólares este año. Por lo tanto, las expectativas también tienen que ser altas de parte de la ciudadanía.

La fotografía que muestra decenas de sacos de una tonelada de urea prácticamente a la intemperie, cubiertos apenas por un techo de calamina, es una imagen alarmante; la explicación de que se trata de un almacén provisional no es tranquilizadora.

A pesar de las críticas, la planta de urea fue instalada en el trópico de Cochabamba, zona húmeda, ubicada en el medio del país y a 818 kilómetros de Puerto Suárez (se produce en Bulo Bulo – Chapare- y la empresa exportadora la recibe en la frontera con Brasil). 

El Gobierno explicó que para este periplo se previó que haya condiciones adecuadas de transporte y que no exista el menor riesgo de que este fertilizante se humedezca y pierda sus condiciones. La imagen registrada no muestra coherencia con tal afirmación, aunque en YPFB aseguran que las bolsas que contienen la urea son suficientes para precautelar su calidad.

Por otro lado, en YPFB cuestionan las denuncias de paralización de la planta, al considerar que provienen de gente malintencionada que quiere dañar al Gobierno; es decir, una respuesta política que no termina de explicar los hechos, pero terminan admitiendo que se trata de paros controlados y “normales”.

El presidente de YPFB anunció que hay nuevos mercados para la urea boliviana: Argentina, Uruguay y, más adelante, Paraguay, lo cual es muy buena noticia para el país. No olvidemos que al promocionar esa planta, se habló precisamente de exportación. 

Sin embargo, a los anuncios auspiciosos hay que añadirles responsabilidad en el manejo de la planta y del producto. Si aún se tiene garantía de la firma que estuvo a cargo de su construcción, hay que demandarle mayor eficiencia, que la industria funcione de manera sostenida y que los bolivianos vean los frutos de semejante inversión.
Al mismo tiempo, a YPFB hay que exigirle transparencia en la información y que las promesas se traduzcan en más resultados.

Tags