Opinión

¡La oposición que no se une!

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11 de enero de 2018, 4:00 AM
11 de enero de 2018, 4:00 AM

Cada vez que se pone sobre la mesa el tema de las elecciones nacionales, hay una corriente arrolladora de los que exigen que toda la oposición se una en un solo bloque, con un único cacique y con idéntico discurso. Lo plantean como la primera condición de madurez y el primer paso a dar en la reconstrucción nacional. Me atrevo a decir que nadie tiene derecho a opinar así porque nadie puede pedir para nuestra tierra la pobreza ni el simplismo. Perder la riqueza de la diversidad es empobrecernos. Si tuviéramos diez propuestas de futuro, tendríamos muchas más ideas, más proyectos, más sueños que si solo dejamos espacio para una única propuesta y un único candidato. Con una sola propuesta quedamos a nivel de mendigos políticos.

Argumentan: ¿acaso no nos une a todos la lucha a muerte contra Evo Morales? Posiblemente  seamos mayoría los que estamos desde desilusionados hasta asqueados. Estamos de acuerdo en que el país necesita con urgencia cambiar de líder. Pero a mí no me da lo mismo que después de Evo venga uno u otro. Para mí no es igual que venga otro déspota o que venga un presidente respetuoso de la gente, de las leyes, de la Constitución. Quiero que mi próximo presidente tenga un plan ordenado, sistemático e inteligente de crecimiento y no acepto que venga uno que otra vez avance a manotazos desordenados e inconexos. No estoy dispuesto a pagar cualquier precio por el relevo de Evo.
La segunda vuelta traerá la unidad que exigen los superficiales. Ahí será la población la que, si su líder ha quedado fuera, tendrá que alinearse con el candidato que esté más cerca de sus principios, de sus ilusiones. La papeleta nos acercará, pero habremos tenido toda la diversidad posible, que es lo mismo que toda la riqueza posible.

No pueden proponernos el mismo país el señor Tuto Quiroga que el señor Luis Revilla. Tienen visiones políticas y económicas radicalmente distintas. Y aunque a unos nos guste más uno y a otros el otro, no podemos permitir que nadie elimine a ninguno de los dos antes de entrar en cancha. Necesitamos oír las críticas de los dos. Necesitamos conocer sus propuestas diversas. Necesitaríamos hasta verlos debatir entre ellos. Necesitamos imaginarnos el país que construirá cada uno de ellos, como el que quisieran construir cada uno de los posibles candidatos con cada uno de sus posibles partidos.

El problema nacional no es Evo Morales. El problema de Bolivia es el futuro. Evo es el pasado sobre el que habrá que construir el futuro. No será fácil gobernar la Bolivia post Evo, pero es el reto que tenemos. Precisamente por eso necesitamos todas las propuestas, todas las fuerzas, todas las ideas. Necesitamos todo el coraje.

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