Opinión

La lentitud del proyecto Puerto Busch

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23 de julio de 2018, 6:51 AM
23 de julio de 2018, 6:51 AM

El 21 de octubre del año pasado el Ministerio de Obras Públicas definió como “una prioridad” nacional el anhelado proyecto Puerto Busch. También la institucionalidad cruceña y dirigentes empresariales se comprometieron a apoyar la idea de un puerto multipropósito en el sureste del departamento, en el marco de una alianza público-privada.

De acuerdo a cálculos, se requieren de 600 millones de dólares para la infraestructura portuaria, la ejecución de obras viales y el ferrocarril. Se sabe también del interés de la corporación italiana ICM SpA de otorgar una línea crediticia de hasta un 100 por ciento para cubrir la inversión. El 85 por ciento lo garantizaría SACE, la agencia de crédito al exterior de Italia, y el 15 por ciento un préstamo comercial otorgado por ICM y una constructora de esa nación asociada a compañías bolivianas. Con ese financiamiento sería factible Puerto Busch, que permitirá una salida fluida de la carga de exportación boliviana al Atlántico.

Sin embargo, La importancia estratégica y geopolítica de Puerto Busch para Bolivia y, especialmente para Santa Cruz, no coincide con el ritmo de su implementación, que es dramáticamente lento, a pesar de los anuncios gubernamentales, de los compromisos de la institucionalidad cruceña y del despegue de Mutún. Ni siquiera los constantes problemas políticos y de operaciones en los puertos chilenos presionan para la implementación acelerada de salidas alternativas como Ilo y Puerto Busch.

A nivel regional se anunció una coordinadora departamental, pero el aprovechamiento de la hidrovía Paraguay-Paraná todavía es incipiente y ha dependido centralmente de los esfuerzos privados. También quedaron dormidos los acuerdos para poner en marcha las exportaciones masivas por Puerto Rosario y Villeta, así como se desaprovecha el libre tránsito por los puertos uruguayos de Nueva Palmira, Montevideo y Colonia.

De más está recordar las oportunidades y beneficios que se pierden al usar únicamente los puertos chilenos. La habilitación de Puerto Busch e Ilo no perjudicará a nadie. Por el contrario, ambas alternativas pueden contribuir a reducir los costos de transporte y logística hasta un 30 y 40 por ciento, lo que mejorará notablemente la competitividad de las exportaciones bolivianas, principalmente de alimentos y de hierro, entre otras. También se ha calculado que las dos salidas requieren de una inversión de 1.300 millones de dólares, que no son imposibles de conseguir si se considera el potencial futuro del comercio exterior de Bolivia, si se hacen bien las cosas.

En consecuencia, es incomprensible la indefinición y la lentitud en la implementación de Puerto Busch, pese a existir el compromiso de una alianza público-privada y hasta las intenciones de una corporación italiana de financiar los recursos que se necesitan. De persistir la demora, seguiremos perdiendo grandes oportunidades de desarrollo. 

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