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16 de febrero de 2018, 4:00 AM
16 de febrero de 2018, 4:00 AM

En la versión 2017 de este Índice de la Democracia, elaborado por la Unidad de Inteligencia del Grupo The Economist, Noruega ocupa el primer lugar con una puntuacion de 9,87 (en una escala del 1 al 10), y Corea del Norte se ubica en el ultimo lugar (167), con un puntaje de 1,08. Bolivia se ubica en el puesto 89 de los 167 países estudiados, en el mismo lugar que Malawi (89), uno de los países menos desarrollados de África.

De América Latina hay 24 países en el índice, solo Uruguay califica como Estado con democracia plena, 16 como democracias incompletas, cinco como regímenes híbridos y dos como autoritarismos. En este índice regional Bolivia está calificada como régimen híbrido y se ubica en el puesto 20, superando solo a Nicaragua, Haití, Venezuela y Cuba, estos dos últimos clasificados como Estados autoritarios.

Bolivia tiene las calificaciones más bajas en las categorías cultura política (3,75) y funcionamiento de gobierno (4,64). Respecto a la cultura política, hay razón para que sea la más baja calificación, pues esta categoría tiene que ver con tolerancia, respeto al pensamiento diferente, sometimiento a las normas, entre otros aspectos.

En cuanto a la categoría funcionamiento del Gobierno, es la que mejor describe el grave problema que tiene el Estado boliviano. Todo el aparato público está prácticamente capturado por el MAS, las instituciones públicas están dirigidas por  autoridades por 12 años. Estas autoridades han sido designadas por su militancia partidaria y no por por méritos, como establecen las normas sobre esta materia. La consecuencia de este modelo de gestión pública es la errática gerencia pública y el colapso de estas instituciones. Esta razón explica los fracasos y constantes cambios en las  instituciones como YPFB, INRA, Senasag, etc.

Esta captura o patrimonialización del Estado por parte del MAS impide ver con claridad la línea divisora entre el partido y el Estado. Pero la situación es más dramática, porque el poder en el partido lo concentra el presidente, entonces, esto conduce a inferir que si Evo concentra el poder en el MAS, Evo también concentra el poder en el Estado. Pero este modelo de gestión prácticamente ha colapsado y ha conducido a un rápido desgaste del Gobierno nacional. Por tanto, el índice analizado representa en gran medida la realidad.

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