Opinión

La centroderecha gana terreno

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11 de noviembre de 2017, 4:00 AM
11 de noviembre de 2017, 4:00 AM

Existen muchas probabilidades de que, a partir de enero, el nuevo gobierno de Sebastián Piñera en Chile se sume a la serie de gobiernos de la misma orientación instalados en Argentina, Brasil, Paraguay, Perú y Colombia. Una expresión más de la ‘nueva ola’ que circula por América del Sur. Los gobiernos de Bolivia y Venezuela permanecen alineados a la izquierda, pero están en minoría, pues ya no pueden confiar en la total lealtad del ambiguo gobierno de Ecuador. 

Según una última encuesta de la organización Cadem, Piñera obtiene, para la primera vuelta de las elecciones presidenciales de este 19 de noviembre, el 42% de la intención del voto. Por su parte, el senador Alejandro Guillier, del conglomerado Nueva Mayoría en el gobierno, recoge el 21%, y la periodista Beatriz Sánchez, de la coalición Frente Amplio, el 14%. En una muy probable segunda vuelta entre los dos primeros, Sebastián Piñera se impondría con un 48% de los votos. 

La posición del expresidente es tan fuerte que algunos analistas, como Marta Lagos, de Latinobarómetro, se atreven a pronosticar que podría ganar en primera vuelta. “Mi impresión –dijo– es que Piñera gana en primera vuelta, todo va caminando para allá”. Para Claudia Heiss, del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, los “votos de la centroizquierda son más que los votos de la derecha”, pero la gente de la centroizquierda está muy desafecta y “la abstención es el gran aliado de la derecha”.

Pero la abstención es también algo que preocupa a muchos analistas. Algunos la consideran un rasgo estructural de la democracia chilena después de que, hace dos años, se reemplazó el voto obligatorio por el voto libre. Con base en que, el año pasado, solo el 35% del electorado concurrió a las elecciones municipales, la analista Ángeles Fernández subraya que Chile encabeza, junto con Madagascar, el “ranking de los países que menos votan en el mundo”. Los pronósticos más autorizados, como el del Centro de Estudios Públicos, estiman que la participación será baja, entre 35 y 40%. Para Marta Lagos, este fenómeno es un “síntoma de enfermedad” de la democracia. Para otros analistas, como el economista Sebastián Edwards, el índice de abstención en Chile se acerca al promedio de otros países miembros de la OCDE, que se caracterizan por ser democracias sólidas e, inclusive, modélicas.

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