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Opinión

"El error más grande que he cometido es la falla de gestion que causó que Microsoft.

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31 de marzo de 2019, 4:00 AM
31 de marzo de 2019, 4:00 AM

Una frase con la que el economista Luis Fernando García remata un artículo, al que titula con la misma, retumba cada vez con más fuerza en mi mente. Cinco vivos y 12 millones de tontos. Mientras los primeros juegan al poder, los millones jugamos a la democracia, afirma en un análisis sobre la ‘bolivianización’ de la economía a la que apuesta el actual Gobierno y el énfasis puesto en las Reservas Internacionales. Publicado en noviembre del año pasado, el artículo apunta al afán de controlar el dólar como un negocio que genera el poder. Pero esa frase sirve muy bien para extrapolarla hoy al análisis de otros temas.

Al tema electoral, por ejemplo, central para el avance o retroceso de la democracia en el país. Considerando los hechos que marcan la agenda electoral con miras a los comicios generales que deben celebrarse en octubre próximo en Bolivia, ¿acaso no hay señales por demás evidentes de que estamos sometidos a solo un juego, a una simulación dirigida por ‘cinco vivos’ en beneficio de una cúpula dispuesta a todo para perpetuar su poder? Cinco vivos favorecidos por “doce millones de tontos”, entre los que habría que diferenciar a los que se hacen los tontos, por cobardía o ambiciones sórdidas, de los tontos útiles. Esto, a manera de repartir con justicia las condenas a unos y otros por las idioteces cometidas.

Idioteces que costarán muy caro, habrá que advertir. Idioteces difíciles de frenar. O peor aun, de revertir a estas alturas de los acontecimientos que están marcando la ruta hacia las elecciones generales de octubre. Una ruta alterada en su trazo original por la máxima autoridad electoral, que ha puesto empeño en despejar las dudas sobre su sometimiento a la presión e interés político de la cúpula de gobierno. Lo ha vuelto a hacer al modificar la fecha de los comicios, del 27 al 20 de octubre, usando el mismo argumento que el dado antes por el jefe de la cúpula: lo “inapropiado” de que estos coincidan con las elecciones en Argentina, a celebrarse el 20 de octubre. ¿Inapropiado para quiénes? Para cinco vivos.

No es la primera vez que el TSE actúa de esa manera. Lo viene haciendo así desde hace ya varios años, al punto de haber generado una grave crisis institucional que derivó en varias renuncias y en la urgencia de una recomposición interna que ya está dando muestras de favorecer aun más al juego con la democracia. Tal vez uno de sus actos más nefasto fue el fallo aprobado a inicios de diciembre del año pasado, avalando la cuarta candidatura de Evo Morales y Álvaro García, en base a un cuestionado fallo del Tribunal Constitucional de 2017 y, ¡vaya absurdo!, incumpliendo el resultado vinculante y obligatorio del referéndum del 21 de febrero de 2016 convocado por el propio TSE, en el que ganó el No a esa cuarta candidatura de las cabezas de la cúpula que gobierna Bolivia desde 2006.

No está demás recordar que el mismo TSE ha rechazado toda posibilidad de inhabilitar al binomio del MAS. Hasta hoy, todas las actuaciones de la principal autoridad electoral han favorecido los deseos e intereses expresados por la cúpula masista. Y nada hace pensar o creer que eso cambiará en los pocos meses que nos separan de octubre. Por el contrario, el jueguito a la democracia promete intensificarse a partir de ahora. La cúpula oficialista tiene a su favor el control de todos los poderes del Estado y de los recursos públicos. No hay sector público que escape a ese control; incluso sectores privados, como el de los empresarios, en los que el gobierno encuentra hoy aliados vitales para recuperar aliento y reforzar la carrera iniciada con ventajas para perpetuarse en el poder.

Ni qué hablar de los políticos de oposición, a los que vemos hoy extremando esfuerzos en el afán de ultrapasar a los “cinco vivos” que les llevan la delantera en el juego. ¿Creerán, en serio, que es posible encarar en Bolivia hoy un proceso eleccionario transparente, en el que el respeto a la voluntad soberana esté garantizado? ¿Confían en la administración del proceso por parte de un TSE al que le basta una “sugerencia” del poder central para modificar sus actos? Tal vez ellos, al igual que muchos que aun confían en este proceso electoral, tengan en manos información suficiente que les permite desvirtuar los temores aquí expuestos sobre simulaciones y juegos que amenazan dejarnos sin democracia.

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