Opinión

Juegos con gas

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15 de abril de 2018, 18:51 PM
15 de abril de 2018, 18:51 PM

Los misiles que Donald Trump quiere lanzar contra el régimen de Siria, con las respuestas de Vladimir Putin de que, en ese caso, sería el comienzo de una guerra, tienen como trasfondo el gas natural.

La exsuperpotencia, convertida ahora en un país tercermundista que solo vive de vender gas y petróleo, no quiere perder el mercado europeo y está dispuesta a usar el poderío nuclear dejado por la finada URSS con tal de defender ese mercado.

Lo que no quiere Putin es que Catar construya un gasoducto hasta el Mediterráneo y compita con el gas ruso, que por el momento es monopolio. Para ello cuenta con el apoyo del dictador sirio, Bashar Al Assad, que se niega a que ese gasoducto pase por su territorio. Si cayera ese dictador, el gasoducto catarí pasaría por territorio sirio y llegaría al Mediterráneo. Eso es todo.

Es cierto, la jugada pondría a Rusia en calidad de miserable país tercermundista que debe competir con otros para vender sus productos. Y es cierto también que Estados Unidos quisiera ver a los rusos reducidos a esa triste realidad.

Según dice El País de España, sin haber sido construido, este es el gasoducto más sanguinario de la historia de la humanidad. Por su culpa han muerto hasta ahora 250.000 personas y han salido 15 millones de refugiados.

Es feo jugar con el gas. Aquí, en Bolivia, por culpa del gas también se está dando un espectáculo lamentable, desgarrador.

Un gobierno que, como el ruso, no pudo desarrollar la economía y que ahora se ve obligado a renegar de sus principios y llegar hasta a la blasfemia contra la Pachamama.

Se ha rendido ante las petroleras al concederles todas las ventajas, por encima y por debajo de la mesa, pero ahora les invita a entrar a todos los parques nacionales y usar los métodos más agresivos contra la naturaleza con tal de extraer gas que se pueda exportar.

Y en nombre del gas está a punto de llegar a la vergüenza: quiere firmar un acuerdo para vender mayores volúmenes a Argentina solo para salir en la foto. Luego, en silencio, contando con el control de los medios, se volverán a pagar multas sin que el país se entere. Multas, también, por debajo de la mesa

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