Opinión

Inversiones que no dan frutos

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9 de julio de 2018, 4:00 AM
9 de julio de 2018, 4:00 AM

Asombro y malestar son las sensaciones que deja la revelación de que hay un centro de confinamiento y engorde de ganado prácticamente abandonado en El Tinto, municipio de Pailón. Se trata de una más de las inversiones que no dejan frutos concretos de beneficio para el sector productivo ni para la ciudadanía, parece ser otra muestra de despilfarro, de usar millones que pertenecen a todos los bolivianos, sin que después se pueda responder por ellos.

En abril de 2016, con bombos y platillos, fue inaugurado el centro de confinamiento y engorde de ganado; costó 13,9 millones de bolivianos y formaba parte del programa de desarrollo sostenible del sector pecuario, dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras. Aparte de la infraestructura para hospedar reses, el proyecto implicó la entrega de maquinaria de siembra y de cosecha de alimento para el ganado; vaquillas, semillas, cepos de vacunación, alambres y todo lo necesario para incentivar la ganadería en esa zona, que es en este momento uno de los polos más importantes de la actividad pecuaria.

Junto a ese espacio para confinamiento y engorde, también se desarrolló el proyecto de mejoramiento genético, con el fin de desarrollar investigación y propiciar la exportación de genética pecuaria. También costó millones y no ha logrado arrancar hasta el momento.

Ambos proyectos formaban parte del plan gubernamental de desarrollar lo que el sector privado ha estado haciendo muy bien en el ámbito de la ganadería. En otras palabras, era una inversión que iba a competir con lo que ya estaban realizando los ganaderos con bastante éxito.

No obstante, dos años después, nos encontramos con que tanto el centro de confinamiento como el de mejoramiento genético están abandonados. Hasta hace 10 días, los espacios destinados para el hotelaje de animales estaba con maleza crecida; la maquinaria a la intemperie y con piezas deterioradas; no había animales, salvo dos perros, y menos aún trabajadores.

Tras publicarse la denuncia y en una nueva visita de asambleístas de la oposición junto con medios de comunicación, se evidenció que la maleza fue limpiada, que la infraestructura fue pintada y que hay un técnico recién llegado. Desde el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras se informó que no se trata de abandono, sino que el proyecto no fue concluido y que continúa en fase de implementación. Mientras tanto, se produjeron dos siembras en 2017 y 2018, pero no queda claro dónde está la cosecha.

Frente a lo ya descrito, no se puede dejar de pensar en qué resultados tendríamos como país si todo el dinero que se utiliza para generar empresas estatales paralelas a las privadas, que generan competencia, fuera empleado para incentivar la producción nacional en una alianza público-privada que fuera capaz de generar fuentes de empleo y recursos adicionales que nos permitan salir de la exportación de gas y minerales. Si hubiera una mirada amplia, que piensa más en los bolivianos y menos en la ideología, se podría diversificar la economía y dar pasos agigantados hacia el vivir bien.

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