Opinión

Heridas de Santa Cruz

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15 de octubre de 2018, 6:48 AM
15 de octubre de 2018, 6:48 AM

INE no son las iniciales del Instituto Nacional de Estadísticas, sino de Instituto Nacional del Enigma, según propone José Luis Parada, asesor de la Gobernación de Santa Cruz. Habrá que cambiar el nombre en muchas paredes y membretes si es que se llegara a comprobar que Parada estaba acertado.

En enero, el presidente Evo Morales vaticinó, con ojos de pitoniso, como dijo Gonzalo Chávez, que en todo este año el crecimiento de la economía sería superior al 4,51%. Las cifras, dice el economista de Villazón, fueron torturadas, sometidas al torniquete de la inquisición, hasta que, ahora, en octubre, aceptaron entre sollozos que, como lo había dicho el brujo de Orinoca, el crecimiento de este año fue del 4,61%. Y que, por lo tanto, se debe pagar el segundo aguinaldo. Algo que le cae muy bien a la campaña del candidato vetado por un referéndum, porque se trata de un cohecho disimulado, que no es pagado por el candidato, sino por las estadísticas.

Los cohechos de antes eran diferentes, por lo menos más sinceros. Los candidatos de antes de 1952 regalaban empanadas a los votantes y también cerveza, con mucha espuma, pero cerveza. Ahora, el cohecho es con plata ajena. No sabe igual. Sabe a trampa, a estafa, a rancio.

Para Santa Cruz esto es una mentira. Propone que la mayor sequía de los últimos 30 años sea olvidada y considerada un lapsus, como un error. Aquella sequía redujo la producción total de los campos cruceños de 13 millones de toneladas a solamente 9 millones. Fue un desastre, equiparable a un tsunami o a un terremoto.

Lo que propone ahora el gobierno es que ese desastre sea olvidado, que el derrumbe sea borrado de las estadísticas. De tal modo que la recuperación de las operaciones, la convalecencia en busca de volver a lo que era entes del desastre sea contabilizada como un crecimiento. Si has reconstruido una ciudad después de un terremoto o un tsunami, no has crecido: has tratado de sobrevivir, de recupera los signos vitales, de resollar, como se decía, de recuperar el aliento.

El agro cruceño, golpeado de esa manera, debe pagar el doble aguinaldo. Debe olvidar que todavía hay avasalladores de sus tierras que no quieren abandonarlas, que hay especuladores urbanísticos que han arrebatado miles de hectáreas a la agricultura para destinarlas a vender ilusiones y que deben trabajar con la amenaza permanente de la FES, una especie de guillotina de la que ni Savonarola estaba enterado en la edad media. Y que tienen prohibido exportar. Si estás respirando, aunque sea por una pajita, tienes que pagar. La política en estos pleitos también cuenta, y mucho…

 

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