Opinión

Hay que ganar la ‘guerra’ contra los ambulantes

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12 de julio de 2018, 4:00 AM
12 de julio de 2018, 4:00 AM

Dada la coyuntura urbana, es apropiado afirmar que se debe ganar la ‘guerra’ de los mercados. Todos sabemos que ya hubo varias batallas al respecto, algunas ganadas, otras perdidas e indecisas. 

Esta es una guerra no declarada formalmente, pero sí efectiva; es un conflicto en el que la ciudad se enfrenta de manera continua con un grupo que quiere doblegar la voluntad popular y las normas establecidas. Ese grupo está formado por mercaderes ambulantes (agregando algunos infaltables políticos demagogos) que pretenden tener el derecho de ocupar plazas, aceras, espacios públicos; en fin, lo que les venga en gana, para instalar puestos ambulantes sin importarles en lo más mínimo el perjuicio ocasionado. 

Buscan su propio beneficio, la ciudad no les importa. Como contrapartida de este grupo de comerciantes nuestra capital oriental tiene su centro neurálgico en la Alcaldía municipal de Santa Cruz de la Sierra. El pueblo es el gran aliado del gobierno local. Una clara mayoría de los habitantes se ha declarado en contra de los ambulantes y a favor del ordenamiento citadino. Es imposible seguir como estamos; un día ordenado, al día siguiente desorden, invasión de lugares prohibidos, otro despiporre y así sucesivamente. ¡Basta ya!

Esta vez la guerra tiene que entrar en su fase crítica si se quiere triunfar. Hay que darles un ultimátum a los ambulantes –y a quienes los azuzan de forma oculta– para que coadyuven a mantener el orden de la urbe que nos cobija, a fin de que no prosigan con su dañina actitud. 

Como contrapartida, se les debe dar espacios en lugares especialmente acomodados para ellos. Y ahí termina la cosa, no más prebendas, no más plazos. De no cumplirse lo acordado y lo dispuesto, tendrá que haber sanciones fuertes, con decomiso inmediato –sin devolución ni compensación– de cuanta mercadería se encuentre entre quienes no acaten lo dispuesto. Ya no más jugarretas tipo gato y ratón o escondidas estilo ‘tuja’. El fin de la guerra tiene que ser definitivo. Los ambulantes deberán acatar por siempre lo determinado; al mismo tiempo tendrán lo suyo y la oportunidad de seguir ofreciendo sus productos en lugares señalados por la autoridad competente. 

Asimismo, deben existir multas y decomisos para quienes adquieran bienes de los comerciantes ubicados en lugares prohibidos. La compraventa es un tema de oferta y demanda. Si hay oferta, se generará una demanda y viceversa. Por tanto, habrá que multar también a quienes compran en lugares ilegales, no solamente a los vendedores. De esa manera, y sin ceder un milímetro, se puede ganar esta guerra e imponer el anhelado orden que la inmensa mayoría de la gente espera y merece.

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