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24 de enero de 2018, 4:00 AM
24 de enero de 2018, 4:00 AM

¿En qué debe enfocarse el mayor esfuerzo de la gestión gubernamental? En su informe al país, el presidente Morales dio cuenta de que en los últimos años la inversión pública se multiplicó por 12, mientras que para educación se dedica ahora el 16% del presupuesto (antes, solo el 6%). 


Morales informó que se ha más que duplicado la cantidad de ítems de salud en los últimos 12 años, que más de 1.000 hospitales fueron construidos, y que la desnutrición crónica en menores de cinco años se redujo a menos de la mitad. Por primera vez en su historia, Bolivia es el país con mayor crecimiento económico de la región. 


A la vez, sabemos que nadie garantiza una atención de salud oportuna ni de calidad y, peor, de calidez; y que el sistema judicial en Bolivia es una casa del terror, donde nada vale y todo cuesta.


Salud y justicia hacen a la vida misma. ¿Cuántas familias son destruidas cada día por la prisión preventiva? ¿Cuántas mujeres asesinadas como consecuencia de la indolencia de policías, jueces y fiscales? ¿Cuántos niños hay huérfanos por un sistema de salud que colapsa constantemente?.


Hemos dado pasos de gigante en infraestructura, en presupuesto para salud y educación, en redistribución de la riqueza y, sin embargo, no basta. La clase media está en franca expansión, y nunca antes los empresarios bolivianos habían tenido tantas ganancias, pero no basta. 


Entonces ¿en qué debe enfocarse el mayor esfuerzo de la gestión gubernamental? En el sistema mismo. Lo que falla es la organización, falla el cómo se hacen las cosas, falla el para qué se hacen, y el para quién, fallan los plazos y la lógica que practican los funcionarios. Al parecer, todos estamos de acuerdo en eso.


Pero cuando se tocan los intereses de los médicos para hablar de los derechos de los pacientes, nos oponemos. Cuando se aprueba un código penal que habla de conciliación, de justicia restaurativa, cuando propone juicios orales para acelerar los procesos, cuando insiste en superar la inhumana Ley 1008, nos oponemos. 


La fiebre opositora nos enceguece y no escuchamos razones. Decidimos no escuchar, no ver, no saber. Gritamos ¡salud!, gritamos ¡justicia!, mientras ponemos piedras en el camino hacia una verdadera justicia, y bloqueamos la posibilidad de reformar el sistema de salud. Tal vez haya llegado el tiempo de preguntarnos ¿en qué debemos enfocarnos nosotros? ¿Dónde estamos poniendo la rabia? ¿Qué intereses estamos defendiendo?