Opinión

Espionaje a plena luz

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3 de diciembre de 2018, 4:00 AM
3 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Que los gobiernos espíen a los ciudadanos es inevitable, aunque nunca lo admitan. Solo los muy torpes lo admiten, y nunca tan de frente como ocurrió ahora en Bolivia.

Unos policías, los de mayor jerarquía, reunidos con los gobernantes, explicando los esfuerzos que hacen por espiar a la gente. Un espectáculo que no se había dado en ninguna parte.

El espionaje, sin embargo, no parece muy eficiente, porque ocurre que los jefes de la operación no se enteraron de que en el grupo de oficiales que daba cuenta de las hazañas, estaba uno que decidió grabarlo todo y entregarlo a las redes sociales.

Si el famoso inspector Clouseau, del que se mofaban las películas de la Pantera Rosa, hubiera estado a cargo de esta operación, habría sido menos torpe.

La aclaración que hizo luego el Ministerio de Gobierno vino a explicar el desatino. Se trataba de una reunión realizada en agosto pasado. Y eso, según los servicios de contrainteligencia, que los hay, quiere decir que después de aquel mes llegaron a Bolivia los expertos extranjeros, esos que saben muy bien de qué se trata eso del espionaje cibernético.

Los oficiales bolivianos que asistieron a la reunión ni siquiera podían pronunciar bien la palabra cibernética, y estuvieron tratando de decir al jefe de gobierno que el “proceso de cambio” estaba a salvo. Pero llegaron los extranjeros. Si fueran rusos esos extranjeros, quiere decir que los ciudadanos bolivianos tendrían que estar muy preocupados. No hay que olvidar que los servicios de los hackers rusos llegaron a influir incluso en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Que la hubieran elegido solamente a Melania hubiera estado bien, pero llegaron a provocar que fuera elegido Donald Trump, según se denunció después.

Y estos hackers rusos estuvieron también inspirando a los separatistas catalanes en España, esos que odian a su país solo porque hablan un idioma muy feo.

Por lo que se ha podido comprobar hasta ahora, la estrategia consiste en reducir el alcance de internet. En los aeropuertos del país, el wifi de Sabsa no sirve. Por algo se comienza. Luego vendrá la reducción del alcance y la calidad de los servicios en todo el país.

Una solución inteligente. Llegada del exterior. Hay que matar al medio. El medio es el mensaje. Y con eso, pues listo el pollo.

De eso no entienden los jefes policiales que hicieron aquel papelón en agosto.

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