Opinión

Escándalo de corrupción en Argentina

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14 de agosto de 2018, 6:50 AM
14 de agosto de 2018, 6:50 AM

Según empresas que miden el riesgo país, el tema de los “cuadernos” que involucra a políticos e importantes empresarios tendrá un impacto negativo en el crecimiento de Argentina. La investigación que lleva adelante el juez federal Claudio Bonadío se inició por la aparición de unas copias de cuadernos escritos -durante una década- por el chofer de un ex alto funcionario. En los textos, se dejó constancia de la entrega y recepción del dinero pagado por favores en contratos de obras públicas.

Ayer se presentó a declarar la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien negó las acusaciones, afirmó estar “perseguida” por el Gobierno de Mauricio Macri y expresó que solo responderá preguntas una vez se cambie al juez por considerarlo “parcializado”. La expectativa creada en torno a lo que podía decir la exmandataria ha quedado en puntos suspensivos. A todo esto, siguen los descubrimientos de nuevos actores de la presunta cadena de corruptela establecida por la administración de Néstor Kirchner y luego de su esposa, Cristina. Fruto de una investigación periodística previa -originada en el diario La Nación- la causa que hoy estremece a la élite argentina seguirá su implacable curso. Y está bien que así sea, para que se haga justicia y se sancione con dureza a los partícipes de actos francamente mafiosos.

La expresidenta Cristina, desde el primer momento ha optado por victimizarse, táctica que tiene curiosa similitud con la adoptada por los populismos en otras regiones del continente, incluido nuestro país. Es más, ha contraatacado acusando el origen de estos hechos a la caída abrupta de la imagen de Macri, el agravamiento de los problemas económicos y varias denuncias en contra de las principales autoridades de la alianza gobernante. Algo difícil de creer lo que CK asevera, dada la abrumadora cantidad de evidencia en contra que surge diariamente, pero en aras de la imparcialidad, habrá que seguir este complejo caso sin emitir juicios definitivos hasta su conclusión.

El candente tema puso en sospecha a varias importantes empresas. Según se comenta, se repartían las licitaciones entre varios grupos bajo un sistema de “participación general” del tipo “hoy le toca a fulano, la próxima a mengano” y así sucesivamente. Al ser escogido, debía hacerse un “pago”. El sobreprecio era la fórmula mágica para que nadie pierda, excepto el pueblo argentino. Si pronto -por acuerdo entre las fiscalías de Buenos Aires y Brasilia- se suma la ramificación hacia el caso Odebrecht, con seguridad se provocará una hecatombe aún mayor. Parece que apenas estamos comenzando a ver la punta del “iceberg”.

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