Opinión

Entre difuntos y vivillos

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4 de noviembre de 2018, 9:54 AM
4 de noviembre de 2018, 9:54 AM

Nuestra caótica ciudad, entre sus múltiples problemas, tiene en el Cementerio General algo por resolver. A medida que la ciudad crece, los del más allá quedan cada vez más acá. Irlos a visitar en su día resultó la muerte.

Ya pasó la fecha y dejémoslo en paz. Volviendo a la realidad observamos que, en el mundo de los vivos, hay cada vez más vivillos.

Los vivillos afanosos son los que milagrosamente cumplen su tarea a cabalidad. Crean, por ejemplo, una ley corta para completar al Tribunal Supremo Electoral, alias TSE. Estas leyes cortas tienen razón de ser porque cortan los procedimientos, cortan la democracia, cortan la autonomía de poderes, cortan la esperanza de un pueblo que quiere perfeccionar sus reglas de convivencia. Ello motiva a que los vocales se defiendan de las consonantes.

El TCP contraataca al TSE. Ello equivale a empezar a cerrar una olla a presión, de la cual puede llegar a salir un puré de marionetas, manejado por los vivillos.

Me encantaría que el día de mañana me tapen la boca porque los vocales se impusieron a las consonantes, cumpliendo su deber de árbitros y con el VAR de la voluntad popular, restituyan nuestra violada Constitución, que podría quedar embarazada por la paternidad de Evo.

Me han contado que luego del día de difuntos, el partido oficialista incrementó su número de inscritos porque aprovechó la visita de las almas y las registró en sus libros de inscripciones. Como ya todo es posible en nuestro plurinacional Estado, por ahí aparece una ley corta que, acudiendo a los derechos en este caso derechos inhumados, gestionen una acción para que los muertos también voten. Lo han hecho antes, ¿por qué no ahora?

Entretanto, Halloween continúa. Anoche mi esposa, que estaba viendo tele, lanzó un grito y fui a auxiliarla. Pensé que estaba viendo una película de terror, pero el noticiero del canal estatal estaba pasando una sesión de diputados en la que atropellan cosas que causan pánico.

*Carancho sin rancho

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