Opinión

OPINIÓN

Entre árboles, multas y peajes

El Deber logo
7 de julio de 2019, 3:00 AM
7 de julio de 2019, 3:00 AM

1) El tema de los árboles está llegando a niveles de exageración en nuestra ca-pital oriental. En el marco del desarrollo sostenible todos somos conscientes de la necesidad de procurar equilibrar la naturaleza con las necesidades huma-nas. Ergo, no podemos retrasar el progreso por salvar árboles ni tampoco cor-tarlos sin razón alguna. Todo tiene que ser programado en forma sustentable, sin fanatismos ni de quienes quieren depredar ni de quienes sueñan con idílicos vergeles. Ambos están fuera del tiesto, con perdón de la expresión y con respeto a sus ideas. El progreso se impone, hay que avanzar con sostenibilidad para mejorar la calidad de vida de la gente, siempre en equilibrio con el medio am-biente y sin extremos.

2) El tema de las multas propuestas por la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra exacerba pasiones. Se reitera que son “desproporcionales” y otras hierbas. En lo que a este cronista respecta, el que la multa sea de un dólar o de un millón de dólares me da lo mismo ¿Y saben por qué? Por la sencilla razón de que nunca cometeré ninguna falta contra preceptos civilizados de circulación auto-motor o de conducta peatonal. Si sabemos que no haremos nada malo, el que se multe a los infractores con poco o con mucho nos tiene sin cuidado, pero sí insistimos en algo: la sanción debe ser dura para que nadie tenga ganas de re-petirla, como ese tipo que ya cruzó 13 veces de mala manera el Cristo Reden-tor y del cual no se da su identidad; parece que tampoco ha pagado ni un pe-so... Con castigos de 25Bs no llegaremos a ninguna parte. Multas de 1.500Bs para arriba, aplicadas en forma implacable, acabarán con la desobediencia. Y al que no tenga plata que se le decomise el vehículo o alguna pertenencia, hasta que abone el monto de la multa; “dura Lex sed Lex”. Si alemanes y japoneses -por citar dos meros ejemplosobedecen escrupulosamente reglas del tránsito, no es por que sean superiores a nosotros sino por que las leyes en esos países se cumplen sin ningún tipo de flexibilidad y se monitorea la circulación vehicu-lar 24 horas sobre 7 días. Créanme que si no se los vigilara constantemente, tanto germanos como nipones se darían a la garufa y se comportarían igual que la mayoría de los conductores acá. Así son las cosas.

3) El asunto de los peajes es otro hueso duro de roer. Se acumulan cifras mi-llonarias y casi nada se hace para mantener caminos. Tienen razón los que se oponen al obligado pago. En realidad, la cosa debería ser al revés. Al pasar por una caseta de peaje el encargado de la misma sacaría un billete de valor “x” (su monto dependerá del recorrido) para dárselo al desventurado conductor que circulará por esa pésima carretera; al mismo tiempo que le da el dinero, pediría disculpas y expresaría que se trata de una compensación de la ABC y del Gobierno por el mal estado del camino. Sería un peaje al revés. Eso ten-drían que exigir los transportistas en lugar de tanto bloqueo perjudicial que ya mandó al bombo la vieja frase diplomática “Bolivia, tierra de contactos y no de antagonismos”. La verdad verdadera en 2019: casi no hay contactos y sobran los antagonismos.

 

Tags