El Deber logo
5 de diciembre de 2018, 4:00 AM
5 de diciembre de 2018, 4:00 AM

El comercio exterior resulta un factor clave para el desarrollo de Bolivia, no solo porque el exportar implica la posibilidad de crecer por encima de las limitadas posibilidades del mercado interno -su capacidad de absorber bienes y servicios- sino porque a través de la importación el país adquiere mercancías que precisa para producir. Por tanto, si al sector externo le va bien, igualmente al país.

Pese a ello, por mucho tiempo se relativizó -y hasta casi se despreció- la gravitación de las exportaciones, sacralizándose prácticamente el motorcito de la demanda interna para el crecimiento económico. Incluso, al hacer la comparación para mostrar quién era el que más aportaba a la expansión del PIB se medía la exportación neta -mostrando solo el saldo de la balanza comercial- minimizando así su peso específico. Craso error. Ahora que la economía crece menos, bueno sería reconocerlo y actuar en consecuencia.

Bolivia necesita exportar cada vez más para conseguir los dólares que precisa para pagar sus importaciones de bienes de capital, insumos y equipos de transporte de los que depende en gran forma y que hacen al 70% de sus compras externas; asimismo, para reponer sus Reservas Internacionales Netas en el BCB que desde noviembre del 2014 han bajado ya en 7.000 millones de dólares a pesar de la colocación de bonos soberanos en Wall Street por 2.000 millones de dólares.

Exportar más posibilitará no solo aspirar a volver a crecer por encima del 6% como en el 2013, cuando la exportación aportó un 40% al PIB, a diferencia de lo visto el 2017 cuando la economía creció solo 4,2% dado que la exportación significó apenas un 22%.

Exportar más implicará también mayor solidez para la economía y la moneda nacional sin necesidad de ir a endeudarse en el extranjero, aunque aún pueda hacérselo. Exportar más significará generar más empleo, especialmente si el principal valor agregado es el trabajo y el intelecto de los bolivianos, aplicado en rubros importantes como el agropecuario, agroindustrial, forestal, manufacturero y artesanal, al ser Bolivia un país bendecido por Dios en recursos naturales.

En todo caso, la clave estará en no exportar solo bienes básicos -aprendamos la lección, no hace bien la reprimarización- al contrario, la política pública deberá orientarse a fomentar la exportación de productos industriales, pero también de servicios como turismo, software, medicina, consultoría, call centers, educación, películas, música, transporte, arte, etc. ¡entonces creceremos más!

Tags