Opinión

Elecciones inciertas en Brasil

El Deber logo
17 de agosto de 2018, 4:00 AM
17 de agosto de 2018, 4:00 AM

El gigante brasileño acaba de comenzar la campaña presidencial más corta e imprevisible de su historia. Para el 7 de octubre, más de 147 millones de brasileños están convocados para elegir al sucesor de Michel Temer en un proceso marcado por la incertidumbre.

En particular, porque el postulante que mayores preferencias recoge, según todas las encuestas, Luiz Inácio Lula da Silva, no puede ser candidato debido a que fue condenado en segunda instancia por el sonado caso de corrupción Lava Jato.

Pese a que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) seguramente lo inhabilitará, el Partido de los Trabajadores (PT) decidió inscribir al ex mandatario detenido en una celda tras el fallo del reconocido juez Sergio Moro.

La acción firme de la justicia es quizás hoy el dato más prometedor de la democracia brasileña, dado que por el caso Lava Jato han sido procesados parlamentarios de casi todas las corrientes políticas, además de una cantidad importante de poderosos empresarios que financiaban aquel sistema de sobornos a cambio de beneficios en concesiones de obras públicas.

Lula da Silva dice que es inocente y que su procesamiento es parte de una ofensiva de los sectores más conservadores, no solo en Brasil sino en la región, para judicializar la política y procesar a líderes progresistas. Más allá de esa evaluación política, el juez Moro consideró que hay elementos suficientes para encarcelar al antiguo dirigente sindical metalúrgico. Los brasileños votarán hastiados por la corrupción que afecta a gran parte de la clase política y por la debacle de la que todavía no logra salir la economía más grande de América Latina.

Un total de 13 candidatos están autorizados por la justicia para salir a las calles en busca de votos para las elecciones generales que se llevarán a cabo en menos de dos meses.

Si Lula no fuera finalmente candidato, el ultraderechista Jair Bolsonaro figura primero en las encuestas con apenas 17% de las preferencias, mientras que la ecologista Marina Silva cosecha el 13% de los respaldos. Por esta razón, el resultado es una absoluta incógnita que solo se resolverá por la vía de las urnas.

Está claro que Brasil necesita certidumbre y un horizonte claro para resolver los grandes problemas que aún enfrenta su democracia. En particular, los altos índices de violencia, inseguridad y pobreza que afectan a millones de brasileños y que están pendientes mientras una parte de sus políticos enfrentan sonados juicios por malversación de fondos públicos.

Tags