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18 de noviembre de 2018, 4:00 AM
18 de noviembre de 2018, 4:00 AM

El vicepresidente se subió a un helicóptero con su hija para dar un paseíto. ¡Qué tierno! ¿Sí?, ¿muy tierno? Veamos.

Me sorprendí mucho al andar gugleando un poco la posibilidad de hacer un máster no presencial y ver que entre la gama hermosa de posgrados virtuales existentes, había uno que se veía tentador: el “máster en lenguaje gestual y corporal: técnicas para descubrir a un mentiroso”. Y el eslogan de esta maestría resaltaba lo siguiente: “el 80% de nuestra comunicación no es verbal, es a través de signos, símbolos, gestos y movimientos corporales”. Impresionante, sin embargo, desafortunadamente para nosotros este lenguaje de imágenes es como el arameo o el etrusco: son lenguajes lejanos sin traductores a la vista. Deberíamos tenerlos. Sabríamos cuándo miente Evo y cuando miente García Linera. No tengo duda que quien quiera hacer una tesis sobre el tema, debería tomar el caso boliviano como arquetipo del lenguaje no verbal con un enorme chance de pillar mentirosos. Aprendí mucho: si te pregunta tu esposa, luego de una noche turbia y de juerga, ¿dónde estuviste?, y vos agachas la cabeza empiezas a hablar rápido, ¡ya está! Te aprestas a mentir. Si el profesor te pregunta, ¿dónde quedar el Mar Egeo? Y vos miras al cielo y empiezas a murmurar como si tuvieses la respuesta en la punta de la lengua, ¡ya está! Es claro que no tienes la menor idea y te aprestas a mentir. Si cruzas la piernas, tamborilleas con tus dedos, pestañeas con una velocidad mayor al pestañeo usual, entre otros detalles…¡ya está! Mientes o lo vas a hacer.

¿Alguien vio la serie Miénteme (Lye to Me), sobre un detective que tiene la destreza de leer las más de 5 mil microexpresiones faciales? Gran serie en la que un detective descubre a los asesinos revisando escrupulosamente sus gestos. Fantástico. Y que si los lenguajes hablados varían y son muchos (se calcula unos 7 mil), el lenguaje de gestos es relativamente uniforme. Solo hay que aprenderlo. Nos han enseñado el “mamá me ama”, “buenos días, buenas noches” y alguna cosita básica más de esta lengua al permitirnos saber cuándo es que alguien está enojado, triste, alegre o incluso preocupado. Muy simple. El sicólogo que impulsó el estudio de este lenguaje, Paul Ekman, incluye otras emociones como la culpa, la arrogancia o el bochorno y firma que son miles los elementos a ser tomados en cuenta. Su enfoque no ha estado exento de duras críticas que no obstante no lo invalidan.

Basta ver pues el vuelo del vicepresidente para saber que este lenguaje merece mayor atención. El señor salió a dar una vueltita con su hija. ¿Cuál el problema? Todos los padres salen con sus hijos a pasear, ¿no es cierto? Claro que sí, pero no todos lo hacen atiborrados de pañalitos, lechecita y bolsita a cuestas (todo así en diminutivo) y, vaya detalle, ninguno lo hace trepado a un helicóptero. Si seguimos con la reflexión sobre el lenguaje no verbal, debemos percatarnos de que García Linera si nos quiso decir algo. ¿Qué pudo ser? Pues que él es muy tierno, que ama a su hija con locura, apoya a su esposa en la dura labor de la crianza y que a pesar de su apretada agenda se da tiempo para ser un gran padre. ¿Casual? Para nada. Él más que nadie sabe que estamos ya en campaña.

Es el mismo hombre que se caracteriza por hablar a la gente del campo como a imbéciles y/o menores de edad; es el mismo que insulta a quien considera opositor con la misma facilidad con la que respira; es el mismo hombre que suele mentir pródigamente (“si nos ganan en el referéndum así sea con un voto, nos vamos”, o el más famoso “soy licenciado”); es el mismo fanfarrón que desafía a un debate a “todos los opositores juntos” para después hacerse el opa una vez que le aceptan el desafío. En suma, es el mismo que hace todo menos debatir, dialogar, oír o respetar el disenso y retrucar con palabras. A ese señor pues no se le puede creer que pasee tan lindito por los cielos patrios sin una doble intención. Es parte de su guion de no-diálogo.

Joaquín López del Ramo en su tesis de doctorado “Fotoperiodismo en campaña electoral. Análisis de la fotografía informativa sobre las elecciones generales de 2004 en los diarios de tirada nacional” lo deja en claro: “Ya no es necesario que el candidato de un partido sea el mejor analista, gestor o estratega en comparación a su rival político, ahora es necesario que las imágenes de campaña transmitan una idea, un sueño, un cambio o una continuidad”. Y claro ese sueño es el de un hombre de familia que respeta a la mujer precisamente en un tiempo en el que la crítica a un gobierno indolente frente a la violencia contra la mujer, podría ser perjudicial en campaña. No lo pueden permitir. ¡Los votos están en juego! Pero, ¿y la realidad? ¡Que espere! ¡Qué carajo importa que el diputado Henry Cabrera le haya dado una reverenda cuera a su amante! Mejor hacemos show, y que ellas vean, solitas, solitas, cómo solucionan sus problemas reales, mientras nosotros protegemos a los matones cobardes y abusivos y…¡nos vamos de paseo! “A volar hijita, ya vas a ver lo bueno que soy”.

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