Opinión

El sello del Patujú de Bronce

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14 de diciembre de 2018, 4:00 AM
14 de diciembre de 2018, 4:00 AM

La entrega del Patujú de Bronce es un acto que reconoce a los personajes del año y que lleva el sello indeleble de las buenas cosas que imprime EL DEBER, como medio líder y principal referente del periodismo boliviano.

Reconocer vidas y obras con el Patujú de Bronce es tarea gratificante que nos enorgullece y satisface desde hace dos décadas. Su entrega simboliza, además, el compromiso de esta casa periodística en la construcción de una sociedad mejor, buscando estimular a quienes se esfuerzan por alcanzar sus sueños y metas superiores, marcando con sus acciones diferencias positivas, a veces incluso desde el anonimato, porque las buenas obras también se edifican desde el silencio.

Cada área del periódico ha elegido con criterios de independencia, sin sesgos ni presiones de ningún tipo, a su personaje. Como en versiones anteriores, no han estado ausentes el análisis ni el debate para alcanzar la certeza plena en la elección de nuestros galardonados.

Sin que se trate de un olvido, omisión o discriminación del área correspondiente, comparto con ustedes cierta inquietud ante un vacío algo recurrente en las nominaciones anuales de EL DEBER: el de nuestros principales gobernantes. Quisiéramos tener a mano los argumentos necesarios y suficientes para nominarlos y premiarlos. Si todos los años o de tanto en tanto alguno de ellos recibiera el Patujú de Bronce, se estaría reconociendo la gestión o los logros de un servidor público en beneficio de su comunidad, sin emborracharse por los efluvios del poder y sin el afán obsesivo de perpetuarse en su ejercicio, atropellando leyes y desoyendo la voz del pueblo.

Con un gobernante elegido por sus buenas acciones como Personaje del Año, cuando menos podríamos imaginar o percibir que tenemos un mejor gobierno, un mejor país, un mejor destino y ciudadanos viviendo en unidad, en paz y felices.

En estos tiempos de peligrosas tensiones e incertidumbre que atraviesa Bolivia, y cuando la gente empieza a manifestar su bronca en las calles por el desconocimiento de su voluntad soberana y porque percibe el grave riesgo que corre la democracia, la entrega del Patujú de Bronce a los personajes del año encarna un mensaje de fe y esperanza en el advenimiento de mejores días para el país y para los bolivianos. Felicidades a los galardonados, a los suyos y gracias a todos por compartir y realzar este trascendente acto.

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