Opinión

El que con fuego juega...

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26 de agosto de 2019, 5:07 AM
26 de agosto de 2019, 5:07 AM

Los incendios forestales provocan perdidas graves y cuantiosas, las consecuencias son extremadamente impactantes sobre la naturaleza, pues destruye la vegetación, matan a los animales del bosque, eliminan la vida en el suelo, contaminan las aguas y finalmente, dañan el aire que respiramos. Los incendios cambian el paisaje de forma radical de un bosque, la vida vegetal, animal y humana se transforma, y en décadas o quizá nunca vuelven a su estado natural y cambian la vida de las personas que viven en la zona afectada. Nueve de cada 10 incendios forestales son producidos por el ser humano. Según estudios locales, una gran cantidad de quemas se originancon actividades agropecuarias (44%); buena parte se debe a negligencia y accidentes (37%), y un 19% corresponde a incendios totalmente intencionales como es el caso de apropiarse ilegalmente de terrenos de comunidades originarias como el caso presente.

Los bosques tropicales y subtropicales como en este caso son ecosistemas muy sensibles al fuego, en tal caso, las áreas quemadas del bosque seco chiquitano son las que presentan el mayor impacto negativo de los incendios forestales, principalmente por las características morfológicas y fisiológicas de las especies características de esta formación vegetal. Generalmente los bosques chiquitanos aportan con bastante material combustible aumentando de esta manera la vulnerabilidad de estos montes a los incendios. El verdadero problema de los incendios forestales llega una vez que el fuego se apaga; entonces suelen intervenir los leguleyos con la finalidad de cambiar el uso del suelo.

Más del 95% de los incendios forestales son causados por la codicia y estupidez humana, ya sea por la manipulación política, intereses económicos de traficantes o provocados por negligentes, ineptos e ignorantes, pero útiles a determinados propósitos mezquinos. El verdadero ganadero, agricultor, pequeño, mediano o grande, aquel que genera trabajo, produce alimentos, odia al fuego porque sabe, entre muchas otras cosas, que a más quemas mayor la aparición de malezas resistentes al fuego, los insectos dañinos proliferan por falta del equilibrio natural, las cenizas resultantes de la quema son los minerales que las plantas tomaron del suelo, éstas son llevadas por el viento o lavadas por las lluvias lo que conduce a la pérdida de fertilidad del sitio quemado y cuando las cenizas llegan a arroyos, ríos, lagunas provocan una hiperalcalinización que acaba con todo ser vivo. Por lo pronto el actual incendio representa una descomunal tragedia criminal que solo los ignorantes no quieren ver. El daño en esta oportunidad es incalculable en términos monetarios, aunque con certeza supera dígitos seguidos de 9 ceros.

Si solo pensamos en la destrucción de billones de abejas nativas que ya no polinizarán flores, al no haber polinización no hay frutas ni semillas, si no hay semillas no hay regeneración y la población chiquitana originaria que obtiene del manejo sostenible miel, ceras, semillas, alimentos, proteínas, remedios, resinas, colorantes, fibras, materiales de construcción, etc., tendrá que buscarse otras actividades y ceder su espacio ancestral a otros que desconocen totalmente la dinámica ambiental del lugar, siendo esa precisamente la ecuación para el desastre de ellos mismos y las futuras generaciones. ¡Que ignorancia y egoísmo por Dios!

La actual devastación criminal ha alcanzado magnitud internacional involucrando a nuestro vecino Brasil y a su mandatario que tampoco es muy delicado y aún menos entendido en temas ambientales. Actualmente lo ambiental es un tema muy sensible a nivel global, la gente entendida, seria y comprometida con el ambiente a nivel mundial pronto pasará factura poniendo, por ejemplo: muchas reservas al pretendido y muy necesario acuerdo Mercosur-UE. La cantaleta de exportación a China de 200.000 t de carne boliviana para el 2030 quedará en nada por la destrucción de la base física de la producción o sea la naturaleza. Hay ganaderos de quitarse el sombrero, mientras otros solo usan la cabeza para ponérselo, entonces estos últimos entenderán, de una buena vez, que si no cuidamos el verde de la naturaleza no verán nunca el verde del dólar. ¡El que con fuego juega… con fuego se quema!

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