Opinión

El lamentable rol del Tribunal Supremo Electoral

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21 de julio de 2019, 4:00 AM
21 de julio de 2019, 4:00 AM

E l Tribunal Supremo Electora está dando muy malas señales a solo tres meses de las elecciones nacionales. Con sus decisiones erráticas, está dejando en evidencia que no tiene seriedad ni coherencia para administrar los comicios más importantes de los últimos 14 años. Durante los últimos meses, no solo fueron las renuncias de tres vocales nacionales y más de 50 técnicos las señales de un horizonte opaco e incierto; lejos de dar certidumbres, los miembros actuales de la sala plena han ido tomando decisiones que parecen consolidar la idea de que no son un árbitro imparcial, sino un jugador más a favor del oficialismo.

Las muestras son claras, aún sangran las heridas de la ciudadanía al ver que el órgano del Estado llamado a defender el voto soberano de los ciudadanos ha hecho todo lo contrario; es decir, ha consolidado que se deseche la decisión mayoritaria de rechazar la repostulación de Evo Morales y de Álvaro García Linera en el referéndum de febrero de 2016, a pesar de que, según la Constitución, tal resultado era vinculante y de cumplimiento obligatorio. Dos años y medio después, el Órgano Electoral vuelve a desconocer el voto de los bolivianos (esta vez de los militantes de partidos políticos) cuando abre la posibilidad de la sustitución de candidatos a presidente y vicepresidente, vulnerando el resultado –también vinculante- de las elecciones primarias en cada agrupación política.

Si la sala plena lo permite (como adelantaron dos de sus vocales) tirarán a la basura los comicios partidarios y el millonario presupuesto que se invirtió en este acto democrático (el cual también fue cuestionado por avalar la candidatura de Evo Morales en contra del artículo 168 de la Constitución). Los entendidos en Derecho Constitucional señalan que el Tribunal Supremo Electoral no tiene potestad para interpretar la Constitución ni las normas en vigencia, por lo que su actuación estaría vulnerando la legislación nacional y puede hacer que sus vocales sean procesados por ello. Los mismos expertos advierten que, así como ahora los tribunales alteran las normas de acuerdo a interpretaciones circunstanciales, mañana la Carta Magna y las otras leyes pueden seguir siendo vulneradas afectando las garantías y derechos de los ciudadanos.

Las conductas exhibidas hasta el momento implican una absoluta falta de respeto por los bolivianos. Los vocales no solo no dan explicaciones claras y oportunas sobre la incertidumbre que generan, sino que se reúnen a puerta cerrada, como ocurrió el miércoles para decidir sobre la renuncia del candidato a vicepresidente de la fórmula Bolivia Dice No. Las determinaciones fueron comunicadas en un programa de televisión, con explicaciones enredadas y confusas, a pesar de que los medios de comunicación demandaban insistentemente respuestas y estas no llegaron en el momento oportuno.

Además, hay muestras de que el padrón electoral de Pando ha sido adulterado. Funcionarios de Registro Civil de ese departamento y miembros de la alcaldía de dos municipios fueron encontrados ‘in fraganti’ registrando electores de manera irregular. Si bien el caso está en manos del Ministerio Público, no habrá una auditoría y no se sabe si una depuración corregirá el problema. ¿Qué se puede esperar de un Órgano Electoral que actúa de esa manera? La única lamentable certeza es que nada garantiza que estas elecciones sean limpias y transparentes. Las señales van en sentido contrario.

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