Opinión

El ‘jetlag’ del presidente en Rusia (sátira)

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17 de junio de 2018, 4:02 AM
17 de junio de 2018, 4:02 AM
Me di modos para tratar de entender el discurso de Él en Rusia y no, no supe qué quiso decir; no sé cómo describir el parlamento tan confuso que le dedicó a Putin, en el que se pasó del gas y la energía a la argumentación de que frente a las agresiones externas, América Latina está luchando por la liberación de nuestro continente, y de ahí a estar con Rusia, con su presidente (Putin), con los pueblos, y la importancia de los procesos de liberación … y de ahí a pedirle a ver si le hace un espacio en la alianza ‘euroasiática’, porque el gas y el litio también son importantes y… ahí lo dejé porque no entendí ничего (nada, en ruso, según el navegador Safari).


Debo asegurar que cuando por acá se rieron de Él, salí en su defensa y aseguré que debe haber sido el ‘jetlag’, o sea, el síndrome del cambio rápido de zona horaria, al que también le llaman ‘síndrome transoceánico’. ¡Bah!, o algo así debe haber sido porque, a decir verdad, Él, que siempre es “tan claro” en sus discursos, solo puede haber sido presa del ‘mal de vuelo’, aunque sepamos que a él le hacen muy bien los vuelos, la verdad. Si no fuera que es el presidente, diría que Putin debe estar tratando de encontrar el lenguaje cifrado, el metadato (son datos que describen otros datos) oculto en semejante disparate, pero me abstengo de decirlo porque Él es mi presidente.


Bueno, lo importante fue que de ahí se fue al estadio, solo que le peló de partido por fatiguilla: Rusia-Arabia, o porque don Putin, el hermano, a lo mejor solo pudo regalar entradas para ese partido y, ya se sabe, a entradas regaladas no se escoge el partido.


Pero el pele salió desde acá, antes del jetlag, cuando pudo haberse ido a la final, supongo que don Putin lo recibía igual, considerando que en un mes el gas no se va a acabar. Y bueno, se fue a ver los cinco goles de Rusia en un mal partido, cuando si se quedaba un día más (La Haya podía esperar, al fin de cuentas fue una disculpa) disfrutaba de seis goles y un ida y vuelta tremendo entre España y Portugal, pero no.

Y acabo de descubrir que el hombre es aficionado, pero no es muy ducho en fútbol y que el partido le da lo mismo, siempre y cuando esté en la inauguración.


Eso sí, aprovechó para estar con sus amigos, con programa de televisión incluido, y ahí, en la entrevista que le hizo Diego, aseguró que Rusia no es muy aficionada al fútbol, algo que solo puede decir quien no sabe quiénes son Lev Yashin o Rinat Dasáyev, Oleg Blojín o Eduard Streltsov, el llamado Pelé ruso. En fin, otra vez pudo ser el jetlag.


En esa entrevista, “El Diego” le recordó, a Él y le volvió a agradecer, que una vez, antes que sea presidente, lo acompañó en un tren; y yo dije, a ver si Él no se hace el Charly García y le dice: “No voy en tren, voy en avión, en el que llegué o en cualquiera de los otros en los que me subo cuando me bajo del helicóptero”. En fin, son detalles.


Me quedé con la curiosidad de saber qué le llevó de regalo a Putin y con pena de que el hermano compañero ruso le hubiese regalado una matrioshka, que es esa muñeca rusa, también llamada mamushka, porque es símbolo de fertilidad y familia, y me dije: “¡Caramba!, si le llegan a regalar una de esas, estamos fritos, porque Él reconoce hasta a los que no nacieron, los inscribe y todo. Buej, mejor no me meto en camisa de once varas que uno sabe hasta dónde da su corazón”. 


En fin, un día para olvidar o para recordar, un acuerdo con Gazprom que ratifica (supongo) el que se hizo con esa empresa en 2017. Supongo que cuando la empresa se decida, sabremos si tenemos gas para hacer contrato o si vamos a anunciar otra vez que se viene un proceso de certificación de reservas “porque queremos ser el centro energético” de Sudamérica. Es decir, lo mismo que antes, pero esta vez sí se va a cumplir.


Y así nos va. A esperar las “instrucciones” que va a dar en La Haya y después lo que diga en China, porque prefiero hacerlo chiste todo (aunque no sea gracioso), antes que ponerme a llorar por tanta falta de seriedad y por tanto que se juega con este pobre país. 


Buej, a mirar el fútbol, la ventaja de que no juegue Bolivia es que lo miro sin sufrimientos. Total, ya sufrí viendo el discurso en el Kremlin. Basta ya de sufrir… 

 
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