Opinión

El etanol, una oportunidad

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10 de noviembre de 2017, 4:00 AM
10 de noviembre de 2017, 4:00 AM

En medio de la evidente desaceleración de la economía, sobre todo por la caída de los ingresos de las exportaciones de gas, el sector productivo cruceño ha vuelto a insistir con el pedido al Gobierno de comenzar a producir etanol desde el próximo año, sobre todo para abrir una nueva oportunidad al sector agrícola. Son al menos tres beneficios que se conseguirían si autorizan la mezcla del alcohol con la gasolina: disminuir los egresos del Estado por la importación y subvención de combustibles, mitigar impactos en el medioambiente y generar un gran estímulo a los cañeros para elevar de manera significativa su producción y sus ingresos. 

Bolivia es uno de los pocos países que no produce ni usa etanol como combustible. Brasil lo hace desde 1975 y es una potencia mundial, junto a EEUU. Paraguay, que tiene una economía parecida a la boliviana, mezcla desde 1999 alcohol con gasolina, hasta cerca de un 25%. Perú está con un 7,3%; Colombia, con un 8,5%, y Argentina, con un 12,5%. Las gasolineras estadounidenses ofrecen el combustible con un 10% de mezcla, según lo han reportado algunos de los industriales azucareros bolivianos. En nuestro país, los fabricantes de azúcar creen que en el plazo de un año se puede conseguir una mezcla de hasta el 10%, con un efecto evidente de mejoría del octanaje de la gasolina. Algunas de las fábricas nacionales están incluso dispuestas a realizar por su cuenta inversiones en tecnología para comenzar en la zafra de 2018 la producción de etanol, sin mayor perjuicio en el abastecimiento interno de azúcar, considerando que en la molienda de este año se obtuvieron 3 millones de quintales adicionales, que esperan ser exportados. 

De acuerdo a los informes de los privados, hasta ahora hubo reuniones con el vicepresidente del Estado y con autoridades del Ministerio de Hidrocarburos, en las que se consideraron los beneficios de la mezcla del alcohol con la gasolina. Sin embargo, todavía no hay avances, pese a que YPFB tendría a su cargo la producción, el control de calidad, la distribución, la facturación y la comercialización del etanol. Con estos beneficios, no se entiende, por lo tanto, la lentitud en la definición que depende tan solo de la voluntad política del Gobierno, ya que los privados están dispuestos a realizar algunas inversiones. Es más, si se lo autoriza en los próximos 90 días, algunos de los industriales aseguran que en 2018 ya se podrá tener disponible el etanol. 

Queda, en consecuencia, esperar que las autoridades de Gobierno pasen de la simple retórica a los hechos en esta idea de una alianza del Estado con los empresarios para reimpulsar una economía visiblemente desacelerada. 

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