El costo de una posición irracional y mezquina
Si revisamos los antecedentes sobre la posición intransigente del municipio de Santa Cruz de la Sierra respecto de la construcción de puentes sobre el río Piraí en el área metropolitana, desde hace ocho años, vemos con claridad que la única razón y estrategia es postergar todo lo posible el desarrollo del municipio de Porongo, por una supuesta competencia con el desarrollo de proyectos en la capital. Vaya tamaña mezquindad. Cabe aclarar que estamos totalmente a favor de cuidar el medioambiente y los recursos naturales. En el caso del Urubó, creemos que debe establecerse una normativa especial, conducente a planificar su desarrollo de manera sostenible, lo que no significa una política de postergar indefinidamente el desarrollo y progreso de una comunidad.
Podemos asegurar que la referida posición capitalina tiene un costo social y económico muy alto. Para empezar, ¿qué costo adicional le significa a los pobladores de las comunidades de Porongo trasladarse a diario desde sus zonas de producción hasta los centros de consumo, por la inexistencia de una segunda vía de conexión entre estos dos municipios? Se ha comprobado que el 50% del tráfico diario sobre el puente Mario Foianini tiene origen y destino en las comunidades del interior del municipio. A esto le podemos agregar el costo de sobrecargar el tráfico en la intersección del cuarto anillo y av. San Martín, costo que deben asumir también los pobladores de la capital. También podríamos considerar los tiempos reales que le significa a la población en general no tener vías de circulación más expedidas y una serie de otros inconvenientes que, sin lugar a dudas, dan como resultado un costo total demasiado alto, que un país como el nuestro no puede darse el lujo de asumir. Peor cuando hay soluciones en el marco de la racionalidad y dirigidas a mejorar la calidad de vida de todos.
¿Hasta cuándo debemos esperar? ¿Qué autoridad debe asumir su competencia y responsabilidad y actuar de manera justa e inmediata -sin cálculos políticos ni intereses particulares– con el fin de resolver de una vez esta grave situación? Estamos en la época del año ideal para iniciar la construcción de un puente sobre el río; con otras demoras, corremos el riesgo de postergar por un año más el inicio de esta anhelada obra, y, por tanto, un año más para su conclusión. ¿Quién asumirá el costo de esta irracional postergación?
