Opinión

El coraje de los cruceños

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16 de septiembre de 2019, 4:00 AM
16 de septiembre de 2019, 4:00 AM

El coraje es decisión impetuosa y esfuerzo de ánimo, según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua; otros sitios de internet lo definen como la fuerza de voluntad que se antepone a las dificultades que hay en el camino. Y son esas las virtudes que caracterizan al cruceño, ahora y siempre. La historia lo demuestra.

Septiembre, usualmente un mes de fiesta por la efeméride departamental, se ha convertido en un mes de dolor y luto para los cruceños. Primero fue la tristeza de ver arder los bosques, constatar que miles de animalitos murieron calcinados; después fue la impotencia de observar que nada podía contra las llamas, que estas continuaban a pesar de los esfuerzos de los voluntarios que se internaban en el bosque; esos sentimientos se profundizaron y se han transformado en dolor porque ahora hay cuatro bomberos que dejaron su vida en el esfuerzo dadivoso por la naturaleza.

El pedido de que se declare desastre nacional se ha transformado en clamor ciudadano, porque el fuego sigue incontrolable, porque los helicópteros y aviones contratados no acaban con el ecocidio que se vive en esta tierra.

Por si no bastara tanta pesadumbre, la semana pasada se produjeron hechos de violencia política en las calles.

La provocación de colonos del MAS que exigen dar fin a la pausa ambiental para seguir desmontando, la confrontación callejera que se da en el marco de la carrera electoral y el afán de etiquetar a Santa Cruz como la región “racista” y discriminadora, como si a lo largo de todos estos años no hubiera dado suficientes muestras de lo contrario; como si no fuera el departamento que más migrantes recibe y como si no fuera tierra fértil donde conviven cambas y collas productores, vecinos y amigos. Hay que preguntarse quiénes pretenden dividir para reinar, a quiénes les conviene este clima enrarecido que indispone a todos.

Como en todo proceso social, en este momento no se puede desconocer que hay intereses en juego: económicos, políticos nacionales y también departamentales. A la desgracia del fuego se suma la pugna electoral que ensombrece más la realidad; esta carrera que ahora es por la Presidencia y que después será por las alcaldías y la gobernación.

No obstante, el espíritu de lucha, el coraje de los cruceños debe sobreponerse y ya no solo por el departamento, sino por el país, ya que nadie puede desconocer el liderazgo de los hombres y mujeres que gritan desde Santa Cruz y que van marcando el rumbo de la libertad del país desde la plaza 24 de Septiembre o desde el Cristo Redentor.

Este capítulo de la historia cruceña es quizás uno de los más duros. Este departamento ha demostrado que es capaz de inventarse y reinventarse en más de una ocasión, pero ahora es el momento de sacar el coraje, que es sinónimo de valor, de unirse a pesar de todas las diferencias, de reconocerse (cambas, collas, chapacos y extranjeros) y darse cuenta de que el bienestar del departamento tiene que traducirse en el bienestar de todos sus habitantes.

El proceso ha comenzado con el sinceramiento y la catarsis que son fundamentales en este tipo de situaciones, pero hay que superar la bronca, para enfocar un solo objetivo que es la resiliencia, es decir sobreponerse y resurgir de las cenizas como el Ave Fénix para consolidar el liderazgo nacional, para recuperar la alegría y para decir que nadie puede derrotar a un pueblo valiente. Santa Cruz renace en septiembre, que viva el espíritu que motiva el renacimiento y que nada ni nadie podrán derrotar.

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