Opinión

El cáncer del contrabando

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23 de octubre de 2018, 4:00 AM
23 de octubre de 2018, 4:00 AM

Un informe de inteligencia de la Policía revela que hay contubernio entre policías y contrabandistas, que operan en la frontera entre Bolivia y Chile. El documento señala con detalle que los uniformados entregan códigos (PIN) a los mafiosos para que su carga ingrese sin problemas a territorio nacional y para que llegue a su destino (los mercados de Oruro, La Paz y otras capitales) sin interrupciones y sin molestias.

Los pueblos de la frontera, de vida tranquila durante el día, se transforman en las noches y las madrugadas con el alto tráfico de vehículos que transportan mercadería ilegal. Es más, varias casas de estos poblados se convierten en gigantescos talleres donde movilidades ‘chutas’ son desbaratadas porque les extraen las partes y las venden en grandes ferias del territorio nacional.

El documento de inteligencia, que el ministro de Gobierno dice desconocer, indica que los uniformados tienen cómplices en las localidades intermedias, que son quienes permiten el paso de los camiones de alto tonelaje cargados de mercancía ilegalmente internada en el país. Es más, sostiene que hay varios policías interesados en trabajar en esa fría zona del país, debido a que se ha constituido en un pingüe negocio, por lo que incluso llegan a pactar con jefes de esa institución, a fin de que los destine a la frontera a cambio de jugosas sumas.

En marzo de este año dos militares fueron asesinados por contrabandistas. En respuesta a ese lamentable hecho, el Gobierno creó el Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando los primeros días de mayo, con el fin de frenar a la mafia que opera en las fronteras y que tiene equipos de comunicación sofisticados, además de armas de grueso calibre. No obstante, casi al finalizar octubre, se sabe que las acciones siguen en planes y que el crimen organizado ha perforado la rectitud de algunos policías de alto y bajo rango.

Asimismo, el contrabando provoca un daño económico millonario y da golpes certeros a la industria nacional. Por ejemplo, los confeccionistas están asfixiados, así como los agroindustriales.

Todas las consideraciones señaladas determinan la imperiosa necesidad de que el Gobierno dé señales claras para luchar contra el contrabando. Se trata de un cáncer que ha hecho metástasis, carcomiendo la credibilidad y la rectitud que deberían tener los miembros de la Policía Nacional y el Ejército, ambos encargados de resguardar las fronteras del país. Asimismo, la falta de medidas oportunas y urgentes puede causar un deterioro de las relaciones de Bolivia con los países vecinos, cuyos gobiernos llaman la atención constantemente sobre problemas como el contrabando y el narcotráfico.

 

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