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17 de agosto de 2018, 4:00 AM
17 de agosto de 2018, 4:00 AM

Para comprender un liderazgo ético, lo primero es tener honestidad, integridad, responsabilidad por los actos propios y la justicia. Es lo que se espera de un líder, alguien que detente el poder y la responsabilidad en una organización pública o privada.

Veamos, la ética es la parte de la filosofía que estudia los valores de la conducta humana, lo correcto o lo equivocado y los motivos que llevan a una acción humana a ser moral. En la práctica, las organizaciones éticas operan con patrones más altos y exigentes que los previstos en la legislación.

Cuando la ética es comprendida en su sentido real, las normas refuerzan la actitud correcta de dirigentes y dirigidos. La ética, acompañada del voluntarismo y compromiso, previene y detecta anticipadamente la violación a las leyes, reduce los castigos y multas, pero fundamentalmente asegura altos niveles de conducta moral. La ética se puede convertir en la más importante defensa contra las actividades ilegales. Implementar un proceso eficaz de ética en la política pasa primero por sensibilizar a los actores, el entrenamiento y desarrollo de la percepción en relación a su papel dentro de la sociedad y de los partidos políticos.

La disciplina en el lugar de trabajo es fruto de un entrenamiento que moldea, corrige, refuerza y perfecciona el comportamiento. La autodisciplina se logra cuando cada miembro del equipo conoce las reglas, comprende su objetivo y entiende que vale la pena cumplirlas. Se facilita esta disciplina cuando hay supervisores hábiles que, en vez de castigar, enseñan y educan, señalando los límites en una sociedad que persigue la sana convivencia entre sus miembros.

La ética en los negocios debe dejar de ser considerada apenas una cuestión que se debate en las iglesias, porque la práctica de las virtudes en personas que tengan el compromiso de expandir sus acciones a sus colegas, pueden dar todos los fundamentos para una actuación correcta. La ética debemos tratarla desde el punto de vista corporativo, implementando programas, definiendo objetivos, implementando códigos, comités, contratando profesionales especializados y hacer todo lo que promueva la construcción de un clima. Parece una utopía, pero para eso estamos los ciudadanos comprometidos con nuestro país de exigir que se respeten las mínimas condiciones morales para que exista convivencia pacífica.

Pero andamos mal en esto. Está mal que no exista independencia de poderes en el Estado; el Legislativo, Judicial y Ejecutivo deben actuar de acuerdo a la ley y no por consignas políticas. Es pues una aberración que el Tribunal Constitucional hubiese decidido contra la misma Constitución y de los resultados del referéndum del 21 de febrero; los magistrados que emitieron ese desastroso fallo desconocen el comportamiento ético, pisotean la democracia y todo por una consigna política. El Órgano Electoral que deberá habilitar a los candidatos en las próximas elecciones tiene una enorme responsabilidad ética, esta institución debe corregir el abuso apegándose a la ley, a la ética y a la decisión de un referéndum.

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