Opinión

EDITORIAL

EL DEBER, una historia viva

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11 de febrero de 2019, 4:00 AM
11 de febrero de 2019, 4:00 AM

Poder contar historias y reflejar en sus páginas el despertar de la región y de su ciudad capital, sus luchas y conquistas más trascendentes junto a su extraordinario crecimiento y transformación, le concedieron al Diario Mayor EL DEBER junto a su pregón mañanero el privilegio de acompañar, desde hace ya largos y fecundos 66 años, el despuntar de cada amanecer en el viejo y cordial campanario. “La historia de EL DEBER es también la historia de Santa Cruz”, resumió hace algún tiempo una reconocida historiadora cruceña.

En plenas luchas cívicas de Santa Cruz, cuando la región llanera definía su futuro, EL DEBER fue fundado el 10 de junio de 1953 por el que fuera reconocido jurisconsulto cruceño Dr. Lucas Saucedo Sevilla. Entonces circulaba los martes y sábado, con una impresión artesanal. Desde sus primeros años, el periódico centró su atención en el quehacer cívico regional ante la desatención del Gobierno central. Hizo suya la causa para lograr que el Estado abone las regalías petroleras del 11% estipuladas en la Ley Busch del 15 de julio de 1938 y adeudadas desde entonces. También acompañó la lucha por la dotación de los servicios públicos básicos. El 22 de noviembre de 1959, la intolerancia gobernante de la época provocó, en violento asalto, el destrozo de las instalaciones y material de trabajo de EL DEBER. Fue forzado el receso en sus ediciones y el exilio del Dr. Saucedo Sevilla a Salta (Argentina).

El 11 de febrero de 1965 comenzó la segunda época del periódico y bajo la dirección del abogado cruceño Dr. Pedro Rivero Mercado, EL DEBER volvió renovado a las calles cruceñas. Desde entonces no dejó de ‘reinventarse’ apostando por el cambio y por la innovación, reemplazando y modernizando sus sistemas de impresión, rediseñando sus páginas y mejorando sus contenidos para ofrecer un periodismo de calidad en tiempos de nuevos medios y de audiencias diversas e interactivas.

En más de medio siglo han cambiado muchas cosas en las comunicaciones, en el modo de hacer periodismo, pero la esencia de EL DEBER se mantiene inalterable con su independencia y credibilidad como pilares fundamentales de su liderazgo y referencialidad. Porque sus desvelos y esfuerzos están orientados al servicio a su comunidad y a su patria grande, así como a la búsqueda incesante de la verdad. “El servicio a la región, que viene a ser la más idónea y la más leal forma de servir al país, inspira la línea editorial de EL DEBER. Es, al mismo tiempo, el medio más adecuado para servir a la verdad. En una larga trayectoria, hemos sustentado una línea editorial sin cálculos y sin temores”, enfatizó en algún momento Don Pedro, nuestro mentor extraordinario y maestro generoso, cuyo espíritu nos acompaña e inspira todos los días y a cada hora en esta casa periodística ‘de edad adulta y de alma eternamente joven’.

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