Opinión

Donde caerse muerto

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23 de septiembre de 2018, 4:00 AM
23 de septiembre de 2018, 4:00 AM

Sin previo aviso oficial, ya viviremos jornadas insufribles, porque van desatándose las campañas prelectorales.

Los políticos harán buena letra, levantarán niños en sus brazos, así estén con pañales mojados. Así sean arrítmicos, bailarán chobena o saya, según donde se encuentren, abrazarán enfermos, besarán proletarias o a damas encopetadas. Pagarán la banda, la farra y se codearán con el pueblo, hasta el fin del carnaval preelectoral. Pasado ese afán, se desinfectarán enteros, por dentro y por fuera con alcohol y junto a promesas no cumplidas, se echarán una siesta hasta recobrar la plata invertida y el tiempo perdido en masajear sus cuerpos contra la masa humana, entusiasta y más sudada que guaripolera en desfile escolar.

Harán todo lo posible para no soltar la mamadera. Todo ya está permitido porque en Bolivia la democracia es tan amplia, que permite a los políticos del más acá coquetear con ciudadanos del más allá, para que los muertos también voten.

Realmente muertos en las urnas yafue la tuti. De ahí es que hay gente mal pensada que cree que la entrega de salas de velatorio es una gentileza municipal para tener adeptos entre los presumibles ciudadanos que estiren la pata. Esa maliciosa intención es totalmente rebatida, porque sería muy complicado contar con el voto de quienes escuchan el llamado ineludible de la vida que dice: “Próximamente en esta sala”. 

Personalmente me parece una buena iniciativa, que nos dará, a quienes no tenemos donde caernos muertos, la posibilidad de ser despedidos dignamente.

Al final de cuentas es una obra social que será agradecida por los familiares y ganará muchos adeptos, porque un salón velatorio es el lugar donde la gente se muere por ir.

Todo lo que se haga mal, de hoy en adelante, repercutirá sobre el resultado de las próximas elecciones. Si la campaña no surte, siempre hay en el fraude el plan B para torcer la voluntad de un pueblo.

* Columnista que se muere esperando el 24, para gritar ¡¡¡Viva Santa Cruz!!!

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