El Deber logo
29 de junio de 2018, 4:00 AM
29 de junio de 2018, 4:00 AM

¿Por qué Diego Pary respalda, desde su sillón en la Organización de Estados Americanos, a Daniel Ortega y a su esposa, Rosario Murillo, acusados de ser los máximos responsables de los asesinatos de cientos de nicaragüenses y de miles de heridos?

¿Acaso es posible aceptar sus justificaciones o las justificaciones del Gobierno presidido por Evo Morales Ayma?

Pary gusta autopresentarse como un estudioso, quien emigró desde su comunidad potosina a brillar en las universidades, en la Asamblea Constituyente, en el Ministerio de Educación. Incluso se muestra como el autor del trabajo desplegado por ACLO, como si él fuese más fuerte que esa propia institución social.

Es posible que él tenga muchos conocimientos y muchos méritos como pedagogo, pero es imposible afirmar que es un buen diplomático y que ayudó a acumular aliados para Bolivia. Todo lo contrario, sus palabras, sus mensajes, sus opiniones, muestran que actúa más como un autómata, obedeciendo a otros y sin criterio propio.

No es un diplomático de carrera y probablemente por ello no logra mover las fichas que conviene a su propio país es su principal acción internacional. Desde 2011, en vez de conseguir nuevos amigos, ha logrado aislar las posturas bolivianas como no sucedía desde las épocas dictatoriales.

A Pary el azar lo colocó, por los propios sistemas internos de la OEA, en importantes posiciones de decisión, en las cuales pudo actuar con equilibrio, como un sabio que escucha, que evalúa, que concede. En todo caso, como un profesional que logra convencer; en vez, él quiso siempre imponer y se enfrentó a representantes de muchos países y a personas de diversas nacionalidades, consiguiendo únicamente menos espacios para que Bolivia tenga la espalda cubierta cuando toque el tema del mar.

¡Qué diferente fue el rol de los representantes diplomáticos en 1979! Bolivia alentó tanto a nivel del Grupo Andino como dentro de la OEA, el reconocimiento como fuerza beligerante al insurrecto Frente Sandinista de Liberación Nacional. Aun en un contexto de dictaduras, Bolivia logró ese detalle diplomático fundamental para la victoria del 19 de julio.

Bolivia enfrentó las posiciones estadounidenses en diferentes momentos de su historia a lo largo del siglo XX, sin necesidad de histerismos ni falsas consignas y sin estar defendiendo a asesinos.

La responsabilidad de Washington en la crisis en Centroamérica es parte de la historia dramática de la América morena, desde el siglo XIX hasta la fecha, incluyendo el actual horror con los refugiados. Ese es un asunto.

No por ello, los estados deben encubrir a quienes, desde el discurso izquierdista y antiimperialista, se convierten en dictadores que ordenan matar. ¡Señor Pary, han muerto más de 200 personas porque Ortega se empeña en seguir gobernando!

¡Cuidado que le den asilo en Bolivia y encima traiga los millones robados para depositarlos en el Banco Unión!

Tags