Opinión

Desafíos en el Día del Maestro

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6 de junio de 2019, 4:00 AM
6 de junio de 2019, 4:00 AM

Bolivia conmemora hoy el Día del Maestro y es buena ocasión para celebrar a quienes tienen la enorme misión de formar a los niños y jóvenes del país, pero también para reflexionar acerca de la educación que hay en Bolivia.

Los países que han logrado saltos cuantitativos en desarrollo económico y social tienen en común que lograron jerarquizar la educación, tanto en lo que se refiere a la jerarquización de los docentes, como en cuanto a la evaluación y ajuste constante para que la formación de recursos humanos se adecúe a las estrategias de los Estados para consolidar una mejor calidad de vida para sus habitantes. Ejemplos sobran, ¿quién no ha escuchado hablar de las innovaciones en Finlandia o la ciudadanía que se desarrolla en Japón? Cuando sabemos de estos resultados surge de inmediato la comparación y emerge otra pregunta: ¿nos sentimos satisfechos con lo que tenemos en Bolivia?

Vivimos un cambio de era. Los métodos que se utilizaban en los 80 o 90 en las aulas, resultan obsoletos frente a lo que los alumnos precisan hoy en día, cuando muchos de ellos saben más de tecnología y de acceso a la información que sus docentes; cuando las enciclopedias son sustituidas por recursos en internet. Eso, por supuesto, determina que las necesidades sean otras y no se sabe si los profesores tienen a mano los recursos que les permitan estar actualizados y a la vanguardia para sorprender, para enamorar, para hacer que aprender sea una aventura permanente.

Por supuesto que hay iniciativas gigantes como las de maestros que se esfuerzan y llevan a los alumnos a otros niveles del conocimiento, como prepararlos para competir a escala mundial en eventos de robótica y de ciencia. Lamentablemente, son las excepciones y no la regla.

Según datos del INE a 2017, en el país hay más de 180.000 profesores; el 58% es mujer y el 42% es hombre. Según la normativa nacional, quienes enseñan tienen que tener un título de licenciatura y deben capacitarse. No obstante, el Estado boliviano no ha aceptado una medición de la educación para compararse con otros países; por lo que difícilmente se puede saber si lo que se está haciendo en las aulas, está bien o mal. Los países con mayor crecimiento mundial permiten que sus alumnos den exámenes que les indican cómo están y dónde hay que ajustar.

Los salarios de los docentes, si bien subieron de manera importante en los últimos años, no son suficientes, por lo que muchos maestros deben trabajar en turnos de la mañana, de la tarde e incluso de la noche; esta situación les resta tiempo para capacitarse y adecuarse a las necesidades. Sin duda, la reivindicación de sueldos es fundamental, pero debe ir acompañada de una autoexigencia para ser competitivos y ganarse el privilegio de ser formadores de la sociedad.

Nadie duda de que el trabajo de los profesores es loable y muchas veces sacrificado, pero valga la oportunidad para pedir que quienes desempeñan este noble oficio no pierdan de vista que su rol es trascendental, lo que debe comprometerlos a un mejoramiento constante. El papel del Estado es clave, pero también lo es el de la dirigencia sindical, que muchas veces protesta para apenas mantener las cosas como están.