Opinión

EDITORIAL

Democracia y libertad de prensa

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14 de abril de 2019, 5:00 AM
14 de abril de 2019, 5:00 AM

Hay muchas formas de afectar la libertad de prensa, en unos países se ataca a los periodistas, en otros se promulga leyes que prohíben la difusión de ciertos contenidos. En Bolivia, la asfixia económica ha sido una fórmula utilizada para que los medios estén limitados financieramente para trabajar en paz y cumplir la labor democrática de informar. La inquietud no solo es de las empresas periodísticas, también ha sido expresada por la Sociedad Interamericana de Prensa en sus informes periódicos.

De acuerdo a ese comunicado, desde hace casi una década, se han promulgado unas 13 leyes que obligan a los medios de comunicación audiovisuales e impresos a difundir propaganda gubernamental gratuita, afectando un 30% de sus ingresos. En contrapartida, el presupuesto del Ministerio de Comunicación para difusión de mensajes no ha sido distribuido equitativamente entre canales, radios y diarios del país, lo cual ya fue admitido por altas autoridades de Estado, quienes incluso han vetado a medios que consideran “opositores” al Gobierno.

A lo anterior se suma la recientemente promulgada Ley de Organizaciones Políticas que, en su artículo 74, señala: “En períodos electorales, los medios de comunicación audiovisuales e impresos que se habiliten para la difusión de propaganda electoral, cederán gratuita y obligatoriamente al Órgano Electoral Plurinacional la misma cantidad de espacio y tiempo que éste les contrate para la implementación del fortalecimiento público”. Esto significa que se afecta un 50% de los ingresos de estas empresas.

Frente a la inquietud expresada por directores de medios, el ministro de Comunicación prometió influir para que la ley se modifique y que los espacios gratuitos sean reducidos, aunque no anulados.

La libertad de prensa es uno de los fundamentos de la democracia, porque garantiza que el ciudadano se informe de manera clara y con diversidad de puntos de vista acerca de las acciones y omisiones del poder. La preocupación de las empresas periodísticas no tiene que ver con lucro, sino con la necesidad de contar con recursos económicos que permitan salir a los medios de la “fragilidad financiera” (como califica la SIP) en la que se encuentran hoy.

Para investigar, para informar, para orientar, los medios de comunicación necesitan tener un flujo económico que permita pagar sueldos, pagar el costo de producción y también desarrollar el trabajo que permite la búsqueda de la verdad. Es imprescindible que, desde el Ejecutivo, Legislativo y desde el Órgano Electoral se deje de hostigar a los medios, por un factor de incomodidad política, y se fortalezca el valor de la libre expresión y libre prensa en el marco del fortalecimiento de la democracia.

Con un periodismo libre gana el ciudadano, gana el país y también ganan los gobernantes de turno, porque así cuentan con una retroalimentación que les permita enderezar lo que está mal.

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