Opinión

De un drama y sus fallas

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21 de mayo de 2019, 4:00 AM
21 de mayo de 2019, 4:00 AM

La sobrecogedora muerte del árbitro cruceño Víctor Hugo Hurtado el domingo por causa de un paro cardiaco durante el encuentro que dirigía entre Always Ready y Oriente Petrolero en el estadio de El Alto, dejó al desnudo una serie de inadmisibles deficiencias que acrecentaron el dramatismo del desenlace y que es necesario enmendar de inmediato.

Un programa deportivo de televisión cronometró casi tres minutos desde el momento en que Hurtado se desplomó y fue llevado, mientras se le aplicaba oxígeno, en una camilla hasta la ambulancia a unos 200 metros de distancia cuando debía estar estacionada mucho más cerca del campo de juego para ganar tiempo precioso en una emergencia como la ocurrida.

Por lo observado en imágenes, el estadio alteño no dispone de un acceso expedito para ese tipo de vehículo, que demoró aún más su partida porque el chofer también hacía de camillero y cuando finalmente arrancó, olvidó cerrar las puertas traseras de la ambulancia, mientras una de las asistentes (¿la única?) cargaba un bolso de primeros auxilios tan voluminoso que dificultaba sus movimientos.

Según lo informado por uno de los médicos que atendió a Hurtado, el desfibrilador le fue aplicado en la clínica, donde no fue posible evitar el fatal desenlace, un detalle que abre interrogantes sobre la disponibilidad del artefacto en el propio estadio, pese a disposiciones obligatorias cuyo cumplimiento debería ser de exigencia y constatación permanente antes de cada encuentro de la División Profesional del fútbol boliviano.

Lo ocurrido penosamente en El Alto puede replicarse en cualquier otra parte del país si en casos de emergencia, como el que segó la vida del infortunado árbitro Hurtado, son descuidados aspectos organizativos básicos de un encuentro de fútbol y son desconocidos o mal aplicados los protocolos de asistencia y seguridad médica en resguardo de todos sus protagonistas.

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