Opinión

De carne y hueso

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22 de junio de 2018, 4:00 AM
22 de junio de 2018, 4:00 AM

¿Sabe usted cuánta carne se consume en Santa Cruz y en Bolivia? ¿Cuánto ganado se produce en el oriente boliviano y cuáles son sus principales destinos? ¿Qué significa para la región y el país la cadena productiva de la carne? ¿Cuál es el potencial productivo en materia de carne bovina?

En realidad, lo que sabe el ama de casa promedio, que va de compras un par de veces por semana, es que de un tiempo a esta parte la oferta de carne se mantiene variada y constante, que ya no hay épocas en las que escasea o baja la calidad, que puede elegir entre diferentes cortes, tipos y precios. Por su parte, el churrasquero sabe que hoy puede darse el lujo de elegir entre cortes tradicionales o cortes con nuevos nombres y presentaciones, carnes frescas, refrigeradas o envasadas al vacío, puede escoger la calidad y el precio de lo que va a asar en casa o con los amigos. Ambos ven, a su modo, el resultado de la mejora productiva de la cadena de la carne.

Pero no saben que en Bolivia se consumen un poco más de un millón de cabezas de ganado por año; que en Santa Cruz y Beni se genera más del 70% de la oferta nacional, que el 98% de esta producción se queda en el país, garantizando el abastecimiento de la demanda nacional. Que el potencial productivo puede ser comparable o superior a nuestro vecino Paraguay, que en 20 años logró generar una industria de 1.000 millones de dólares y se convirtió en octavo exportador de carne del mundo y que actualmente el 15% de los ingresos de su PIB provienen de esto. 

Esto es lo que deben ver las instituciones políticas de los diferentes niveles, el gran avance y el inmenso potencial productivo y económico que aún podemos desarrollar en torno a la cadena de la carne. ¿Qué hacer? Alinear un objetivo común, que es convertir a la carne bovina en el principal producto exportable no tradicional de Bolivia.

En el oriente boliviano existe potencialidad y capacidad para ello. El Gobierno nacional debe garantizar la propiedad y estimular los medios de producción primaria y la apertura de mercados, los gobiernos departamentales deben asumir su rol promotor de la producción y la salud animal en sus departamentos, los gobiernos municipales deben incorporar normativas para mejorar las condiciones de expendio a la población, la industria debe asumir el reto de expansión y el sector ganadero debe mejorar todavía más sus índices de productividad. 

El objetivo es que todos veamos lo que tenemos entre manos, la posibilidad de generar mayores divisas para el país, más fuentes de trabajo para la población, mayores desafíos para la industria, mayores ingresos para el sector ganadero, y para el señor y la señora de la casa mejor calidad y más variedad de cortes para la olla.

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