Opinión

¿Con qué asociamos la palabra mujer?

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12 de octubre de 2018, 4:00 AM
12 de octubre de 2018, 4:00 AM

Llegó a mis manos una investigación basada en la “asociación de palabras” hecha por la empresa Captura Consulting, especialista en investigaciones de mercado y estudios de opinión. Uno, de los muchos resultados del estudio, es una nube de vocablos, asociada a una palabra estímulo. Los encuestadores entrevistaron a 900 personas (hombres y mujeres por igual, mayores de 18 años) en cuatro ciudades (Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba, La Paz y El Alto), a través de un muestreo probabilístico y proporcional al tamaño de la población, con selección aleatoria de puntos muestrales y selección sistemática de hogares. Estas precisiones técnicas permiten generalizar los resultados al total del universo, con un 95% de confianza y apenas un 3.3% de error muestral. Las encuestas se realizaron del 21 al 30 de septiembre de 2018.

La prueba consiste en que a la persona entrevistada se le diga una palabra estímulo -en este caso, era “mujer”- a la cual debe responder con la primera asociación que se le venga a la mente. El entrevistado debe decir una sola palabra, y hacerlo lo más rápido posible. El encuestador anota esta primera y única respuesta, y luego un sistema informático consolida todos los vocablos anotados y sus frecuencias.

El test de asociación de palabras es una prueba proyectiva de personalidad ideada por el siquiatra suizo Carl Jung -discípulo de Sigmund Freud-, que a mediados del siglo XX desarrolló diversas técnicas sicoterapéuticas para estudiar la mente humana. Antes que Jung, el inglés Francis Galton, en el siglo XIX, usando la estadística y las herramientas de medición de características sicológicas, ya había afirmado que “las asociaciones de palabras no se hacen por azar, sino que tienen que ver con el mundo interno”.

Se eligió el vocablo “mujer” (11 de octubre, día de la mujer boliviana) para medir las expresiones espontáneas, de las asociaciones lingüísticas inmediatas, que este término genera en el entrevistado. De manera tal, que la nube de términos emitidos, pueda mostrarnos información sobre el inconsciente colectivo, con relación a ese estímulo.

El cuadro general (sin discriminar el género) registra estas primeras 10 frecuencias: madre (8.9%), dama (7.4%), luchadora (7.4%), compañera (7.2%), trabajadora (6.2%), amor (4.7%), valentía (3.9%), belleza (3.3%), respeto (3.1%) y fortaleza (2.3%).

Sin embargo, cuando se tabulan las respuestas por género, los varones asocian la palabra estímulo a construcciones principalmente emocionales. La producción de contenido límbico (afectos, emociones, sensaciones) es evidente. El discurso varonil posiciona a la mujer en un rol antagónico (pareja, complemento, apoyo o madre) y se manifiestan los roles estereotipados asignados a las féminas. Por otro lado, el reflejo de las asociaciones de las mujeres es mucho más cognitivo y racional (trabajadora, luchadora y madre están en un mismo nivel) mostrando mayor independencia y protagonismo social.

Queda todavía mucho camino por recorrer para alcanzar una verdadera equidad de género y que la percepción del imaginario colectivo -el mundo interno- se refleje en un equilibro e igualdad de oportunidades en la vida diaria de las mujeres y su entorno cotidiano.

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