Opinión

Con principios y por el cambio, arq. Prado

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10 de junio de 2018, 4:06 AM
10 de junio de 2018, 4:06 AM
La decisión de poner orden en las calles, tomada después de haber dejado el caos reinar durante 30 años, incluyendo la gestión del arquitecto Fernando Prado como concejal y oficial mayor de planificación, no tiene vuelta atrás.


En el afán de concretar el objetivo de recuperar el espacio público de la avenida Grigotá, avasallada por ambulantes y transportistas (864 micros por hora), el gobierno municipal toma la medida de eliminar definitivamente el paralelismo y la sobreposición de líneas del servicio de transporte público en la avenida Grigotá y redistribuye ese transporte por calles y avenidas, desde las cuales el peatón no deberá caminar más de 200 metros hacia la zona comercial. 


Esta medida, a todas luces, favorece el concepto de la movilidad urbana en una zona que es comercial, liberando una avenida en la que ahora se prioriza la accesibilidad al peatón y se incorpora el uso de nodos de transporte no motorizado, a través de las ciclovías. Se democratiza el uso del espacio público, ya que los vehículos que requieran detenerse podrán hacerlo temporalmente por espacio de hasta dos horas; asimismo, se incorporan espacios preferenciales para personas con capacidades diferentes, áreas de carga y descarga de productos, paradas de taxis, áreas de contenedores de residuos y áreas de reserva oficial (Utop). La red vial principal es de paso hacia el centro de la ciudad, no tiene como fin el mercado La Ramada, como propone el arquitecto Prado, consultor de los comerciantes.


La zona, siguiendo el Plan de Ordenamiento Territorial, se recupera con espacios públicos adecuados al paseante y acondicionamiento de aceras que mejoren las áreas peatonales. 

Nuestra ciudad requiere de una reestructuración del transporte público, el mismo que para mejorar en calidad, puntualidad y seguridad, debe estar correctamente dimensionado y planificado, con un nuevo modelo de operación donde no se explote al conductor ni se ponga en riesgo a los usuarios. 

Desconocemos cuáles fueron las negociaciones del arquitecto Prado en el pasado para mejorar el transporte público en la ciudad en general y en la zona de La Ramada en particular. Vamos a agradecer su aporte técnico desde el lugar que representa actualmente y es bienvenido a las mesas de trabajo en el marco de las disposiciones del gobierno municipal.


Lejos del perfil ‘privatista’ del que habla y que creo que lo trae confundido sobre el concepto moderno de movilidad urbana, justamente se está privilegiando el lugar que le corresponde al peatón, al usuario y al consumidor de la zona comercial por encima de los intereses de las líneas de transporte público que deben sujetarse a las normas, respetando mínimamente las paradas, los límites de velocidad y a los demás usuarios de la vía, protegiendo la integridad física de las personas que son conducidas en sus unidades. 

Entendemos que la visión que el arquitecto Prado ha transmitido a los propietarios de comercios formales de la zona de la Ramada, que tributan y aportan, así como a los propietarios del mercado, que se denominan trabajadores por cuenta propia, que lo consultan, pues sin ser técnicos deberían recibir el asesoramiento adecuado sobre los principios que rigen las decisiones que se han tomado en beneficio de toda la población.
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