Opinión

Con miedo no hay libertad

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24 de febrero de 2018, 4:00 AM
24 de febrero de 2018, 4:00 AM

La rotunda respuesta ciudadana, el miércoles pasado, al rechazo a una nueva candidatura de S.E., confirma lo que me dijo hace poco un amigo, en sentido de que  “con miedo no hay libertad”. El país entero le ha perdido el miedo a un régimen que no merece más miramiento y se ha manifestado de forma masiva exigiendo el respeto pleno al voto popular del 21-F.

En toda Bolivia la gente repudió la tramposa acción que promueve el partido oficialista, burlando de manera chicanera la Constitución, con el único objeto de aferrarse al poder a través de su líder, quien ha demostrado grandes y fáciles condiciones para gastar dinero y halagar a las masas, lo que no pudieron sus antecesores que estaban tremendamente  ocupados en administrar miserias, explorar yacimientos de gas natural y conseguir mercados. Con la bolsa llena, S.E. inaugura obras todos los días, siempre con su imagen por delante, como regalando de su bolsillo, comparando lo que podían hacer los gobiernos anteriores, pobres de solemnidad, y lo que ahora hace su régimen gracias al esfuerzo ajeno.

Quieren convencernos de que el referéndum lo perdió el oficialismo por “una mentira”, lo que además de humorada es una extravagancia. Si hubo alguna mentira, esa fue de S.E., su ‘vice’ y cortesanos, quienes reconocieron el romance embarazoso (o embarazado) del ‘affaire’ presidencial. Recurrir al argumento de que evitar la cuarta elección consecutiva sería violar los “derechos humanos” de S.E. es algo que resulta prosaico. Como el MAS recurrió, a través de sus domesticados magistrados del Tribunal Constitucional, a tratados internacionales, ahora será la justicia internacional la que determine cuán deplorable ha sido la actuación de los togados elegidos a dedo en esa atroz “revolución de la justicia” que promueve el régimen.

Esto ha hecho que se le pierda toda consideración y miedo al gobierno masista. Ya se sabe que se trata de profesionales tramposos de la política a quienes se los va a llevar a la justicia en algún momento. El tiempo se les acorta y eso los desespera hasta el extremo de afirmar que el paro pacífico del miércoles pasado fue un fracaso. La protesta tuvo éxito nacional y lo que vimos en Santa Cruz fue notable: quietud, paz y juventudes recorriendo las calles con cantos y carteles de repudio a S.E. Todas las actividades independientes del Estado se sumaron a la protesta. Solo algunos dudosos cruceños como Romero, Siles, y la señora Montaño, no vieron el paro y expresaron que todo había sido un fracaso. ¿Para qué discutir con quienes tienen que obedecerle al jefe? Eso es perder el tiempo.

El hecho concreto es que los atropellos masistas ya tuvieron su efecto deplorable en Santa Cruz y en el país entero, que ahora ya conocen a quienes montaron los abusos porque  rotan en los ministerios tanto como en los canales de televisión.  Ahora los ciudadanos hemos recuperado nuestra libertad porque se ha perdido el miedo al poder. Sin miedo, enfrentando a los poderosos “quedadizos”, podemos estar seguros de que se vislumbran tiempos mejores. “Sin la virtud del valor, todas las demás virtudes carecen de sentido”, decía el gran Churchill. Y sir Winston sabía lo que expresaba porque tuvo que superar muchos miedos para ganar la libertad.

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