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12 de junio de 2018, 4:00 AM
12 de junio de 2018, 4:00 AM

La convocatoria frecuente a plebiscitos no necesariamente responde al modelo que habría de inspirar el concepto weberiano de democracia plebiscitaria, sino que da lugar a que gobiernos que se justifican detrás de una relación directa con el pueblo y pasan por encima de instituciones y procedimientos, es decir, hacen tabla rasa de todas las disposiciones institucionales que les estorbaban para “oír en vivo y en directo el aplauso de las masas”. Es una variante del presidencialismo en la que no hay separación de poderes y toda la autoridad se concentra en el dirigente electo, por tanto, las elecciones se convierten en plebiscitos personales; el combate por el favor del público suplanta al debate de programas y la política se decide en función de la retórica mediática.

¿Cómo se superará la democracia plebiscitaria dominante en nuestro medio? Sin duda es uno de los mayores desafíos del sistema político en Bolivia. Y la respuesta de fondo implica el despliegue de una vasta estrategia generadora de una cultura democrática cuya piedra de toque es comprender que la democracia no es solo un sistema de gobierno, es más bien una forma de vida que se construye día a día entre todos los miembros de una comunidad, a fin de organizarse y convivir de manera armónica y pacífica. Se fundamenta en el respeto a la dignidad humana, en la promoción de los derechos de cada persona, en la búsqueda permanente del bien común, la equidad y la justicia social, y en la tolerancia de las distintas opiniones, creencias e intereses. 

Inspirados en ello se ha iniciado un proceso generador de una cultura ciudadana democrática en los estudiantes de Santa Cruz sustentado por un acuerdo entre la Federación de Estudiantes de Secundaria, el Órgano Electoral Plurinacional, la Dirección Departamental de Educación, Fe y Alegría y el Gobierno Municipal de Santa Cruz de la Sierra, quienes asumen el compromiso en torno al fortalecimiento democrático de los gobiernos estudiantiles como espacio formativo que promueven el ejercicio de sus derechos y responsabilidades en los alumnos, de manera que sean actores de su desarrollo personal y social.

Se trata de la construcción de una cultura ciudadana que se traduzca en aprender a escuchar a los demás, argumentar o sustentar una propuesta, expresar su opinión sin temor y reconocer las diferencias de opinión de las demás personas, aceptar y respetar los diferentes puntos de vista, cuestionar aquellas decisiones que afecten el desarrollo de la institución educativa, ponerse en el lugar del otro, aceptar las reglas consensuadas sobre las que se toman las decisiones y responsabilizarse sobre las consecuencias de las decisiones adoptadas.
Cultura ciudadana que debería concretarse en la elaboración participativa de planes de convivencia pacífica y armónica en cada unidad educativa, sustentados en la formulación y aprobación democrática de los reglamentos escolares, los mismos que, inspirados en los valores de  igualdad, libertad, pluralismo, convivencia democrática y la resolución pacífica de los conflictos, incrementen la cohesión y corresponsabilidad cooperativa de estudiantes, docentes, madres y padres de familia que articulados en las comunidades educativas mejore la gobernanza de nuestras escuelas.

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