Opinión

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14 de octubre de 2018, 4:00 AM
14 de octubre de 2018, 4:00 AM

A sus tiernos 15 años, Lizany Andry Espinoza vivió una experiencia inédita: fue directora general de EL DEBER durante una jornada completa. De ese modo celebró el Día Internacional de la Niña y empezó a cimentar sus sueños de convertirse en presentadora de televisión. Lizany hizo suyo el despacho de la dirección y luego compartió con editores y periodistas en la definición de la agenda noticiosa del día. Ella vino desde Caranda, una pequeña comunidad de Buenavista, en el norte cruceño, y retornó ilusionada porque hizo escuchar su voz por más oportunidades para las niñas de provincia que, como ella, aspiran a llegar a la universidad, un modo de cambiar su realidad por otra más in- clusiva e igualitaria. Hay que ayudar a forjar un futuro mejor para Lizany y para todas las niñas y adolescentes del país. Es su derecho y se lo me- recen sobradamente.

Como era absolutamente previsible, el presidente chileno, Sebastián Piñera, respondió con un volapié la carta de su par boliviano, Evo Morales, proponiéndole, cuando el horno no está para bollos, retomar el diálogo por la reivindicación marítima, después del contundente fallo de la CIJ que dejó a los trasandinos con la sartén por el mango. O los asesores están de adorno en la Casa del Pueblo o el jefe de Estado no les lleva el apunte y ‘le mete nomás’, cuando en el delicado tema que nos ocupa lo prudente es esperar a que las aguas bajen para no sufrir nuevos desaires.

Desde hace más de una década, una línea de trufis sirve en el segundo anillo. En poco más de 100 metros de esa avenida de alta circulación, es posible observar hasta tres de esos pequeños vehículos, a la par de los micros, saturando la transitabilidad. Una auditoría técnica del municipio detectó varias irregularidades: que operan 151 trufis cuando solo 42 tienen autorización, amén de hacerlo sin pólizas o con placas duplicadas. La retención de los ilegales provocó bloqueos y enfrentamientos. Para que la sangre no llegue al río, se vienen ‘mesas de diálogo’. Pero también hace falta una explicación puntual sobre los criterios técnicos que prevalecieron para dar luz.

 

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