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22 de agosto de 2018, 4:00 AM
22 de agosto de 2018, 4:00 AM

Suena duro el dato de que para tocar en un acto del Estado boliviano Los Kjarkas ganaron Bs 3.348 por minuto, lo que equivale a más de 400 dólares por 60 segundos y arriba de 12.000 dólares por solo media hora de contrato. No se puede desconocer la calidad musical de este afamado grupo folclórico y es posible que su caché valga lo que vale. Sin embargo, para un país aún pobre, ese gasto resulta llamativo y criticable. Además, se han conocido otros contratos con estos artistas, que parecen explicar el apoyo político de alguno de sus líderes al MAS. La consecuencia es un durísimo ataque a la imagen del mítico grupo y a lo que se ve como un despilfarro de recursos económicos.

Diego Cabot es el notable periodista de investigación que destapó el caso de los Cuadernos de las Coimas en Argentina. En una reciente entrevista con el programa Asuntos Pendientes, de EL DEBER Radio, dijo que el principal objetivo de su trabajo es que cambie la relación del Estado con sus proveedores privados, ya que se generaron “cajas negras” de enorme corrupción. No es un problema exclusivo de los argentinos, sino que aplica a otros países del hemisferio, donde hay personas que se ha convertido en “empresarios” por los favores que reciben de las instituciones públicas en algunos contratos. Ni qué decir de los que ganan convenios con la famosa comisión del 10 por ciento o el llamado “diezmo”.

Si sigue cayendo la rentabilidad de las pensiones administradas por las AFP, los presentes y futuros jubilados estaremos condenados a recibir cada vez menores ingresos. Es por eso que urge debatir y encontrar opciones que permitan mejorar cuanto antes la rentabilidad de estos fondos tan vitales para un importante sector de la población boliviana. 

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