Opinión

Cara a cara...

El Deber logo
21 de agosto de 2018, 4:00 AM
21 de agosto de 2018, 4:00 AM

“La cultura boliviana llena el Paseo del Prado de Madrid”, tituló El País digital una de sus notas, a propósito de una impactante entrada folclórica el fin de semana de 3.500 bailarines por la celebración de la fiesta de la Virgen de Urkupiña, en pleno corazón de la capital española. La resonante presentación encontró eco en el famoso actor Antonio Banderas, que se sumó directamente a la movida de los migrantes y la resaltó en sus redes sociales. Ha sido agradable que los compatriotas muestren parte de nuestra riqueza cultural y un rostro distinto del país. El presidente ha invitado a Banderas a visitar el Carnaval y el salar de Uyuni. Si se da, ayudará a que un líder de opinión tan importante refuerce espacios y actividades positivas de la marca país. Ocurre a una semana de la visita del presidente de España a Bolivia, Pedro Sánchez, también importante para reforzar los lazos binacionales.

Gonzalo Hermosa ha puesto en el centro de la polémica a los Kjarkas por decir que “Evo Morales es un regalo de Dios” y que los que lo criticaban “son holgazanes”. Es sabida la afinidad del líder del más famoso grupo folclórico del país con el presidente, que lo contrata para muchos de sus eventos. Tiene, además, el músico el derecho a tener posición política y expresarla. Los que cuestionan ahora a los Kjarkas por jugarse ideológicamente también tienen derecho a hacerlo, todo siempre en el marco del respeto recíproco y la tolerancia.

El primer candidato a fiscal general irrumpió ayer con una propuesta polémica: pena de muerte para los corruptos. Ciertamente que indigna tantos casos de corrupción y muchos queremos castigos más duros e implacables, pero hay que tener cuidado con la idea de la pena más extrema, cada vez menos apoyada en el mundo moderno.

Tags