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17 de agosto de 2018, 4:00 AM
17 de agosto de 2018, 4:00 AM

Evo Morales aceptó la inesperada renuncia de ‘Gringo’ Gonzales a la presidencia del Senado y a su curul. No es una situación menor, tratándose del tercer hombre en la línea del mandato del país, lo que explica el impacto de su sorpresiva decisión en un momento político crucial por la cercanía de las elecciones presidenciales.

La versión oficial es que Gringo se va por un problema familiar, pero que volverá al poder en unas semanas, probablemente a un cargo del Ejecutivo. El propio Morales, como el vicepresidente, intentó despejar con similar mensaje rumores sobre una importante crisis por desavenencias internas en el Gobierno. También Gonzales intentó atenuar el impacto de su decisión expresando, antes de irse, su lealtad a Evo, a García Linera y al proceso de cambio. Gringo se declaró siempre más ‘evista’ que masista o ‘garcialinerista’.

Su mayor cercanía al presidente le dio una voz propia dentro del Gobierno, donde parece haber una corriente dura y una más conciliadora. Pese al desgaste de la imagen de Gonzales, por defender abierta e incondicionalmente a Morales, su posición distinta y más concertadora sobre decisiones tomadas en el entorno presidencial parece haber provocado ahí mismo incomodidades. Aunque su férrea lealtad a Evo Morales lo hizo receptor de críticas de sectores contrarios al presidente, algunos opositores y sus compañeros le dan valor a su sensatez y a su voluntad de diálogo.

Se supo que, semanas antes de su renuncia, Gringo no estaba de acuerdo con la decisión de un sector del Gobierno de inhabilitar de inmediato una posible candidatura de Carlos de Mesa por el caso Quiborax. ¿Acaso será esta “cierta cordura” el motivo de las últimas decisiones? Lo sabremos con el tiempo.

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