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21 de febrero de 2018, 4:00 AM
21 de febrero de 2018, 4:00 AM

Un mes y diez días después de parar tras una década, la “locomotora económica” de Bolivia vuelve hoy a detenerse por decisión del movimiento cívico y de las plataformas ciudadanas que demandan el respeto del resultado del referéndum del 21-F, en el que el voto mayoritario rechazó una reforma constitucional que pretendía destrabar una nueva candidatura de Evo Morales a la reelección. Dos años después de esa votación, el poder ha decidido desconocerla amparándose en un fallo de los exmagistrados del TCP. Desde Santa Cruz se lidera la demanda de acatamiento de la voluntad popular y hay un fuerte contagio hacia otras regiones del país de la exigencia de protección de los derechos ciudadanos. No es agradable parar, pero las circunstancias presionan a movilizarse por el bien mayor que es la democracia, de manera que no sea la voluntad de alguien la que prevalezca sobre la decisión del soberano.

Nunca se debe renunciar al deseo y al pedido de que las movilizaciones ciudadanas se desarrollen sin el recurso de la violencia. En algunas ciudades del país hoy se pueden encontrar los que exigen el acatamiento del referéndum del 21-F y los que proclaman la candidatura presidencial de Morales. Que las diferencias no sean motivo de una peligrosa confrontación, es lo que auguramos en una jornada tan complicada.

El famoso Juan Pari ha vuelto a ser noticia. Esta vez no por su notable astucia y audacia para robarse más de Bs 30 millones del Banco Unión, sino por haberse querellado contra un fiscal, a quien acusa de extorsionarlo en el proceso que le siguen. El nuevo escándalo obliga a las autoridades judiciales a esclarecer la conducta del personero del Ministerio Público.  

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