Opinión

Cara a cara...

El Deber logo
22 de enero de 2018, 7:51 AM
22 de enero de 2018, 7:51 AM
Evo Morales retrocedió
y retiró el resistido Código Penal, al filo del ultimátum, que también le exige respetar el mandato del referéndum del 21-F. Como durante el fallido gasolinazo y la aprobación de la ley del Tipnis, tardó en digerir el peso del empoderamiento ciudadano y una errática lectura de la realidad le ha provocado un alto costo político a él y pérdidas económicas crecientes al país. Aunque la COB anunció repliegue, las plataformas movilizadas se mantienen a la expectativa de que hoy el presidente anuncie en su mensaje que retirará su candidatura en 2019, ya que no aceptan una especie de “canje” del Código por otro intento de reelección más allá de la Constitución. Si eso no ocurre, la confrontación se vislumbra bastante larga y mucho más costosa. Todo parece indicar que estamos apenas en el inicio de un decisivo y complicado juego de ajedrez. 

 

Mientras la aprobación de Evo Morales
cayó a un 34% al final del año 12 de su presidencia, la aprobación de las movilizaciones de las plataformas ciudadanas alcanzó un 74%, según una encuesta encargada por EL DEBER a Mori en las cuatro ciudades más pobladas. Solo un tercio de los encuestados apoya una nueva candidatura a la reelección. Cifras que muestran cómo cambió y cómo está ahora el balance de fuerzas. 

 

El intento de un golpe de timón
hace un año en el gabinete no ayudó a reencauzar al Gobierno. Pocos, quizás ninguno de los ministros entrantes marcaron la diferencia. Morales tiene en las próximas horas la oportunidad de buscar otra renovación que le permita concluir mejor su gestión.  

Tags