Opinión

Cáncer, más que paliativos

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19 de octubre de 2018, 4:00 AM
19 de octubre de 2018, 4:00 AM

a realidad que viven enfermos y familiares afectados por el cáncer en Bolivia es sencillamente dramática. Hospitales sobrepasados, sin capacidad de atender a los afectados por falta de medicamentos y de especialistas, falta de información preventiva y políticas estatales absolutamente insuficientes configuran un escenario por demás alarmante para la salud pública en esta materia.

El alto costo del tratamiento obliga a medidas desesperadas, como las de miles de familiares que recurren a vender todo lo que tienen, porque no encuentran en el Estado la solución a su drama. A tal punto llega la desesperación que los pacientes han resuelto hacer oír su reclamo en las calles. Pacientes que deberían estar con cuidados extremos salieron a marchar en La Paz y hasta fueron expulsados de la zona adyacente a la Casa Grande del Pueblo por policías, antes de, finalmente, ser recibidos por el presidente. El reclamo no solo es en La Paz, también en Santa Cruz y en otros departamentos por la falta de equipos (solo hay un acelerador lineal en el país), insumos y recursos humanos (hay médicos que trabajan ad honorem por falta de ítems).

Según el Registro Nacional del Cáncer, unas 20.000 personas contraen esta mortal enfermedad cada año, cifra que se incrementa entre un 20 y 25% cada año, especialmente en Santa Cruz, La Paz y Cochabamba. La mayoría es de bajos recursos económicos y padece el dolor físico que representa el mal, así como el dolor del abandono estatal. Este mal demanda tratamiento especializado y costoso que el Estado no cubre.

Las señales de este desastre se conocen a diario en todo el país. El Hospital de Clínicas de La Paz, el mayor centro especializado del país, enfrenta paros y falta de recursos constantemente. El Hospital Oncológico del Oriente está sobrepasado por la cantidad de pacientes; pasa lo mismo en Cochabamba, Potosí, Chuquisaca y Tarija. Esto demuestra que el sistema sanitario boliviano está fracasando en su objetivo de atender a los enfermos de cáncer y no cuenta con los centros médicos especializados suficientes.

El presidente Evo Morales anunció que el Ejecutivo se hará cargo del tratamiento oncológico durante un año en La Paz y el viceministro de Salud dejó plantadas a las madres del Oncológico de Santa Cruz después de anunciar la entrega de una ambulancia.

La realidad muestra claramente, a quien quiera verlo, que el problema no se resuelve con medidas circunstanciales y paliativas. Se necesita una política de fondo, que el Estado cubra el costo del tratamiento (como ocurre en países vecinos); que se priorice la compra de equipos especializados, que se otorgue los ítems necesarios. En síntesis, que se devuelva la dignidad a los pacientes.

La demagogia estorba cuando la realidad es tan acuciante.

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