Opinión

CARA A CARA

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3 de septiembre de 2018, 3:00 AM
3 de septiembre de 2018, 3:00 AM

Quedaron hermosos escenarios deportivos tras los Juegos Odesur de Cochabamba 2018. Sin embargo, dos meses después de la conclusión de las competencias internacionales, una investigación de EL DEBER constató que la mayoría permanece con candado y, por lo tanto, en desuso. Incluso en algunas obras todavía hay obreros que trabajan en detalles que faltan. La inversión ha sido millonaria para un país que no apuesta todavía de forma sostenible por la práctica de diversos deportes de alta competición. Ha quedado una linda infraestructura, pero faltan atletas y competencias. Si no se previó antes qué destino darle a cada obra, es urgente hacerlo ahora antes de que el desuso las deteriore.

Una de las megaobras es el Centro de Alto Rendimiento (CAR), que se construyó en Chipiriri, una población de unas 500 personas en Chapare. Una costosa y moderna instalación que espera a los atletas y las competiciones. La selección boliviana de fútbol tendría que ser la primera en usar cuanto antes estas instalaciones para mejorar su preparación, generalmente deficiente e irregular.

Las 14 torres que se construyeron en Cochabamba con 672 departamentos para alojar a los deportistas de 14 países de los Odesur, están a la venta, pero solo se habría adjudicado un 10 por ciento, según se conoció. Al parecer los interesados en comprarlos se desaniman por las condiciones de venta y la ubicación. El Gobierno del presidente Evo Morales debe destrabar la transferencia para recuperar la millonaria inversión estatal. Y los destinatarios deben ser personas que no tienen aún una residencia, como lo estipula el Programa de Vivienda Social.

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